La hora cero para Venezuela

Lenta e inexorablemente, se está llegando en Venezuela a romper todos los límites de seguridad para la convivencia humana y de cuidado de la vida. Todo ello frente a una comunidad internacional, sobre todo latinoamericana, bastante apática y casi indiferente, con la excepción de Mercosur, que ha puesto una clara advertencia sobre lo que está sucediendo en ese país.

El problema de lo que hoy ocurre en Venezuela no es ideológico: no se trata de defender de forma casi fanática las supuestas demandas de inclusión social y de lucha contra el imperialismo. Son los inocentes de semejante experimento, si es que así puede llamárselo, que día a día están muriendo y perdiendo a sus seres queridos, como ha advertido el nuevo informe de Human Rights Watch. Los datos son apabullantes y estremecedores y contra ellos no hay ninguna ideología de inclusión social que valga. Escasez de alimentos e insumos básicos casi absoluta, aumento de la tasa de mortalidad materna e infantil. El escenario es de desolación.

Simultáneamente, la credibilidad del Gobierno de Maduro y de los movimientos y partidos de su misma ideología ha entrado en bancarrota. Justa o injustamente, una de las grandes desconfianzas que motivaron el No en Colombia fue la mala imagen del espejo venezolano. Un taxista en ruta desde Río Negro a Medellín razonaba así: si ellos llegan al poder, se refería a los de las FARC, no lo soltarán jamás hasta destruir a Colombia. En Venezuela desmantelaron todos los órganos de poder del Estado. ¿Para qué? ¿Para la crisis humanitaria que se vive, como declaró la ONU en agosto, y donde además ni siquiera se puede protestar contra la escasez, para no ser conspirador?

En este contexto el pedido de diálogo del Vaticano debe ser asumido con cuidado. Hasta ahora todo lo que ha hecho el Gobierno venezolano es ganar tiempo aunque no se sepa para qué. Mientras, ha perseguido, acusado y golpeado a la oposición pero sobre todo ha precipitado la crisis humanitaria que azota al país. Se requieren soluciones rápidas y propósito de enmienda ya, no mañana.

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