Un hombre autentico

Se define como hombre auténtico a “aquella persona que tiene el valor de ser como realmente es, en forma íntegra y sincera, sin tener en cuenta modelos externos, modas, tradiciones o creencias y aceptando todas las limitaciones y cualidades propias”.

Los auténticos se expresan sin temor, su motivación es interna, son analíticos y como tales evitan juicios a priori; sus criterios son reflejo de su actitud frente a la vida, son espíritus libres y como tales valoran la honestidad en los demás.

En la sociedad actual, la del espectáculo mediático, en la de los antivalores, traducidos en libertinaje, camuflados en derechos de libertad, confundiendo el descaro con autenticidad, sin considerar que el auténtico persigue valores éticos, adoptándolos como norma de vida; el descarado por su parte, da rienda suelta a sus caprichos, a sus pasiones, dejando en segundo plano los principios básicos de respeto y ética en la convivencia ciudadana.

El Dr. Julio César Trujillo Vásquez, pertenece a la estirpe de hombres auténticos, francos, comprometido con los principios de honor, patriotismo y compromiso social. Valores cuyo peso lleva a cuestas, con caminar lento pero firme, con el orgullo propio de quien nada tiene que temer, nada tiene que ocultar.

Muchos han sido los retos que asumió, pero el que marcará sin duda la historia ecuatoriana es su lucha infatigable contra la corrupción, ya desde la Comisión Anticorrupción o como presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, adonde se convirtió en el Quijote dispuesto a ofrendar su vida por salvar a la patria de dicha lacra.

Conocí al Dr. Trujillo en el campo profesional, desde orillas distintas en el ejercicio del derecho laboral, enfrentando nuestras posiciones con caballerosidad, respeto y altura.

El Dr. Julio César Trujillo es de aquellos hombres de madera recia, caballero de fina estampa, como diría Chabuca Granda; de aquellos individuos sencillos de los cuentos épicos, que se ganó un lugar importante en la historia de la política ecuatoriana por ser un hombre honesto y auténticamente comprometido con la patria.