La historia de un exilio campestre
El País especial para Expreso.
Conocida por los personajes femeninos que retrata en sus libros, Marcela Serrano decidió convertir (por primera vez) a un hombre en el protagonista de una de sus novelas.
Aunque pareciera que es esa la característica distintiva de ‘La novena’, para la autora este personaje masculino solo “abre puertas a las voces de las mujeres”.
En el décimo libro de la escritora chilena, Miguel Flores es un sociólogo de 20 años que es relegado por la dictadura de Pinochet a un pueblo lejano, donde es acogido por Amelia, una viuda de mediana edad.
Este hecho y el lugar donde se desarrolla la acción (el fundo en el que ahora vive Serrano) son elementos autobiográficos, pues la madre de la escritora también acogió a un joven en esa época, aunque aclara que lo que ocurre después entre ellos es mera ficción.
La curiosidad de Flores va revelando al personaje de Amelia y de las mujeres que la rodean. Seres fuertes de una familia adinerada que han sacado adelante a la familia de generación en generación, otro hecho sobre la vida de la autora: “Todos los hombres en mi familia se dedicaron a perder la tierra, y las mujeres a conservarla. Yo diría que estoy rodeada de mujeres fuertes”, afirma. Aunque discrepa cuando le preguntan por las que viven en sus obras: “No siempre las mujeres de mis novelas son todas fuertes, yo no estoy de acuerdo con eso”, dice casi en forma de protesta.
Pero Amelia sí es de las fuertes. Resiste a engaños, decepciones, traiciones y hasta momentos en los que su integridad física se ve comprometida. La traición y el resentimiento son elementos importantes de ‘La novena’, aunque Marcela Serrano señala que eso no es autobiográfico.
La historia central se desarrolla en 1985, durante la dictadura de Pinochet, un hecho que siempre está presente de una forma u otra en sus libros. Asegura que no escribe novelas políticas, pero lo que sí hace es situarlas en momentos determinados de la política chilena. “Los últimos 40, 50 años en Chile están tan marcados por la actividad política; las vidas personales de todos están marcadas por eso también”.
Es casi imposible no asociarlas, pues para ella la herida de la dictadura estará abierta hasta que su generación desaparezca.
Reconoce que en la actualidad en Chile “se ha avanzado mucho” en la política, y que tener una presidenta mujer ha ayudado para cambiar la perspectiva de los hombres: “Desde el punto de vista de la psicología del país se abrió una puerta que ya no se cierra”.
Aunque critica la falta de representación femenina en otros ámbitos.
Sobre las secuelas de la dictadura, para ella el diseño económico del país que se hizo en el periodo de Pinochet es una de las herencias más pesadas que quedaron. “No tenemos salud gratuita ni de calidad. Con la educación pasa lo mismo. El pago de pensiones es una burla. Hay mucho descontento en términos de política social”. Pero a pesar de los problemas a los que se enfrentan actualmente, defiende que “Chile es un país que funciona”.
La obra ha recibido críticas positivas, tanto que es el segundo libro más vendido en su país actualmente; pero también ha tenido sus detractores, opiniones que la autora descarta.
“Los hombres están muy celosos de las mujeres que escriben. Muchos de ellos están tratando de adoptar personajes femeninos y hablar a través de ellos, pero no les resulta porque la voz de la mujer es universal”.