El hijo de la novia, noventa minutos que invitan a cuidarte

El hijo de la novia, noventa minutos que invitan a cuidarte

El Alzheimer ataca a una pareja que cumple su último sueño: casarse. Sus actores cuentan lo que han aprendido.

El Teatro Sánchez Aguilar está afinando detalles para su próximo estreno, El hijo de la novia, motivo por el que EXPRESIONES tuvo acceso a sus camerinos para conversar con sus protagonistas Toty Rodríguez y Carlos Piechestein.

Allí, entre las direcciones de técnicos y cambios de vestuario para uno de sus últimos ensayos, contaron sus experiencias de llevar la piel de Norma y Nino en las tablas.

Para ambos trabajar en esta producción basada en la película de Juan Campanella, nominada al Óscar a mejor cinta de habla no inglesa en 2001, ha sido un reto. Conseguir dar vida a una pareja que atraviesa un duro momento por el avanzado alzhéimer de Norma les ha permitido adentrarse y entender la posición del familiar y del enfermo, las cuales aplicarán en su vida.

Por su parte, la directora vallisoletana Lucía Miranda, explicó también que vivió de cerca esta enfermedad por parte de su abuela.

Los actores y el equipo técnico han aprendido la importancia de cuidarse como familia y en algo que sería un trabajo más, bajo el texto de Garbi Losada y José Antonio Victoria.

Carlos Piechestein

Su rostro es conocido en Ecuador por su participación en la TV, pero antes que animador se considera actor. El productor de profesión llevó la tutela de El rincón de los milagros por más de 18 años. Por su hija Carolina, también actriz, es que conoce de esta producción y se vincula con El hijo de la novia, que estaba buscando un actor de su edad.

¿Qué cercanía tenía con la historia?

Había visto la película y conocido a los actores. Además mi papá, italiano, se llamaba Nino, como mi personaje. Y a pesar de los achaques que ya tengo a mi edad me dije ‘yo me embarco en esto’.

¿Y cómo mezcla este papel con la personalidad del personaje?

Pues cometo alguna ‘italianada’. Hablo mucho con las manos. También me lanzo algún acento raro.

¿Le resultó difícil ‘volver al ruedo’?

¡Ah, no! ¡Muy cansado! Trabajamos casi ocho horas diarias. Lucía nos ha sacado lo mejor y ahora tenemos un grupo muy compacto. Xavier Pimentel, Toty y el resto del elenco están prestos a salvarte en cualquier error con tus diálogos.

¿Hasta ahora cuál ha sido el mayor esfuerzo?

Diría que aprender a hacer sonido mientras actúo. Nunca lo había hecho. También tener la energía para estar más de una hora en escena. Algo que también me impactó fue visitar a un asilo, con varias personas que sufren esta enfermedad. Me di cuenta lo complicado que es llevarla.

¿Cómo veía su adultez años atrás?

Vivía por etapas, pero lo importante es darte cuenta hacia dónde quieres ir. Yo recién supe por dónde ‘era la cosa’ a los 65. El cómo tengo que llegar al momento cuando ‘me toque’.

¿Qué lección le dejó la obra?

Uno ya sabe y piensa que en algún momento voy a tener una enfermedad o un accidente y van a tenerme que cuidar. Cuando tienes alzhéimer no puedes decidir porque no tienes las facultades. Yo ahora voy a trabajar para no molestar tanto, para ser paciente con quien tenga que cuidarme.

Toty Rodríguez

El teatro sigue presente en la rutina de la actriz Toty Rodríguez. En Quito, ciudad donde reside, ha interpretado varias obras de Viviana Cordero y también en su última película Solo es una más. Su papel en esta ocasión es Norma, una mujer poco vital, muy por el contrario a la experimentada intérprete.

¿Cómo ve al teatro en Ecuador?

Como dos mundos, uno es Guayaquil y otro es Quito. No nos enteramos mayormente de lo que pasa. Lo que deben hacer es recorrer el país. Que se hagan temporadas teatrales.

Entonces, ¿se considera enamorada de las tablas o el cine?

De ambos, pero en el teatro se puede ir desarrollando los personajes durante los ensayos, de forma física, emocional e intelectual. En el cine a veces prevalece el factor monetario. Lo que le conviene al presupuesto.

¿Cómo fue crear a Norma con este proceso que menciona?

Verás, lo que hago es seguir las enseñanzas de Konstantín Stanislavski. Conseguir vivencias que interiorizar, sean personales o alrededor tuyo. No he tenido familiares con alzhéimer, pero sí le ha ocurrido a los padres de amigas cercanas. Por ejemplo, el papá de Juana Guarderas. Ellos son una familia tan maravillosa que supieron llevar muy inteligentemente la enfermedad. Mi personaje es todo lo contrario a mí. A mis años (no dice cuántos) aún soy muy vital. La directora me ha hecho ver cómo debo bajarle a mi energía, a mi rapidez. Norma está ida todo el tiempo, apagada.

En su juventud, ¿cómo se veía en la vejez?

No, no. Yo nunca me vi así. Ni me imaginaba ni con cinco años más ni nada. Yo vivía el presente. Porque así se sienten las ganas de vivir. Si piensas en el pasado comienzas a arrepentirte y si lo haces en el futuro te llenas de angustias y miedos.

Sinopsis

Rafael dedica 24 horas al día a su restaurante, está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico porque sufre el mal de Alzheimer. Una serie de acontecimientos inesperados le obligan a replantearse su vida. Entre ellos, la intención que tiene su padre de cumplir el viejo sueño de su madre: casarse por la iglesia.

Datos

* La española Lucía Miranda es la directora de la obra.

* Ella dirigió la primera producción del Sánchez Aguilar hace cinco años.

* La película tiene en todo momento muchas personas actuando como extras, con muchos sonidos en la ciudad o el restaurante. Para reemplazarlo se incorporó la música de Manolo Larrea, quien la dirige con el piano y los actores van creando espacios sonoros.

Funciones

Se estrena el jueves 7 de septiembre, a las 20:30, en el Teatro Sánchez Aguilar. Se mantendrá hasta el domingo 24.