A lo largo de la Víctor Emilio Estrada (foto izq.) o de calles de Kennedy, Garzota, Sauces o Alborada, es común ver carros estacionados incluso donde hay señalética que lo prohíbe.

Ya no hay espacio para mas parqueos

El problema se percibe en toda la ciudad. Trabajadores, residentes y visitantes se ven afectados. Expertos plantean soluciones.

Cada vez que el guayaquileño Jorge Salcedo necesita ir al Servicio de Rentas Internas (SRI), ubicado en la avenida Francisco de Orellana, en la ciudadela Kennedy, se lo piensa dos veces antes de llevar su auto. Estacionarse en el lugar le toma, como mínimo, de 20 a 25 minutos, precisa. Le toca dar vueltas, peinar la zona y hasta pelearse con otros conductores y cuidadores por un espacio.

La última vez, el martes de la semana pasada, Salcedo cuenta que, ante la aglomeración de vehículos aparcados, se vio obligado a ubicar el suyo en la avenida José Santiago Castillo, a casi cinco cuadras de su lugar de destino. “Fue horrible, todo estaba saturado”, explica. Había carros sobre las veredas, haciendo doble fila y en sitios contraindicados, tal y como se percibe en otros puntos de la ciudad a lo largo del día, según lo corroboró este Diario.

Por ejemplo, en las ciudadelas Urdesa, Alborada, Sauces, El Paraíso, La Garzota, Bellavista, Miraflores y el centro de la urbe, sobre todo, es cotidiano ver autos frente a residencias y negocios.

“La necesidad es tal que a veces no podemos estacionarnos en los exteriores de las viviendas porque hay carros que llegan de otros lados a ocupar esos espacios y tampoco podemos prohibir el uso de la vía”, dice Fernando García, residente de la ciudadela Vernaza Norte, quien afirma que compañías de seguridad, de seguros y restaurantes se han ubicado en la zona y ocupado la mayoría de sitios de parqueo que pertenecen a las casas. Un inconveniente que EXPRESO abordó ya en abril.

Y ni hablar de Puerto Santa Ana. Allí, según cifras de 2017, alrededor del 20 % de los visitantes del malecón Simón Bolívar (1,5 millones de personas) acuden a este sector. Esto es cerca de 300.000 visitantes al mes, 75.000 a la semana. Un número que, si bien abarca a personas con o sin transporte particular, contrasta con los 295 espacios que tiene el parqueo público del lugar.

“En el centro es una hazaña encontrar sitio. Deben empezar a pensar en más edificios de parqueo”, propone Luis Miranda, otro ciudadano.

Pero el problema no solo se registra en el norte y centro. En el sur también hay escasez de espacios. Vecinos de La Pradera, Las Acacias o del barrio Centenario tienen inconvenientes para estacionarse en sitios cercanos a comercios, colegios o instituciones públicas. “Estas casas y locales se crearon hace muchos años, cuando no había tantos carros. El volumen de vehículos aumentó, pero la zona sigue siendo la misma”, comenta Jimena Ávila, habitante del sur de Guayaquil.

Una afirmación que se sustenta con cifras. Datos de la Autoridad de Tránsito Municipal indican que el número de carros en Guayaquil aumentó de 350.000 en 2015 a 430.000 en 2018.

Como consecuencia de este problema, en la urbe han proliferado los cuidadores de carros. Personas que se ubican alrededor de sitios de concurrencia y ‘ofertan’ un espacio reservado en la vía por una tarifa determinada.

Los precios pueden variar, dependiendo de la zona y de si hay o no eventos importantes realizándose cerca. “Se supone que debes darle algo simbólico porque no están cobrando por el espacio, sino por cuidar. A veces piden hasta $ 3”, resalta Wilfrido Santana, vecino de la Alborada.

Para el experto en movilidad Alejandro Chanaba, delegado del rectorado al directorio de Transespol EP, problemas de este tipo se observan también en las urbanizaciones “Si uno va a visitar a alguien, no tiende dónde parquearse porque a lo mucho las casas tienen espacio para uno o dos carros y estos generalmente están ocupados por la familia”. El inconveniente se da porque en la urbe se ha planificado muy poco, dice. “Las autoridades no han exigido a las ciudadelas que tengan espacio solo para estacionarse. Lo mismo pasa con las torres médicas, hospitales y restaurantes”.

Para graficar lo expuesto, Chanaba se sitúa en los cangrejales de las ciudadelas Sauces y Alborada. “Allí todo el mundo se trepa a las veredas. ¿Acaso no es lógico que si se abre un restaurante u otro negocio, debe establecerse previamente un espacio para los autos? Es absurdo”, lamenta, al hacer hincapié en que lo mismo se percibe en los parques. Para él ninguno, a excepción de Samanes, tiene sitios suficientes o los mínimos necesarios para aparcamientos. “Si uno quiere llevar a su hijo a jugar, no puede. Pasa lo mismo con el espacio para las bicicletas y las motos. Lastimosamente no hay nada”.

Danna Cáceres, ciclista y activista, lo corrobora. “Intentar utilizar la bicicleta aquí, que bien podría ser una medida para mitigar la falta de espacios, no es más que una aventura, de las malas”.

Para el experto, la solución está en la planificación urbana y en la dotación de un servicio de transporte público responsable. También en la construcción de canchas de parqueos en las terminales terrestres. “Y es que si vivo en Samborondón y debo dirigirme a Las Peñas donde, por ejemplo, trabajo, bien podría llegar a la troncal de la terminal, dejar allí estacionado mi auto y luego en bus dirigirme al centro y viceversa”. Pero repite: eso sería ideal si el transporte público fuera más seguro.

Freddy Granda, jefe de planificación de la ATM, separa la problemática por áreas. “En el centro los carros se quedan parqueados por 8 horas. Aquí la demanda es por falta de parqueo administrativo. Hay edificios antiguos que no tienen parqueaderos instalados, no fueron diseñados así. Por ejemplo, los bancos, la Gobernación, el mismo Municipio o los almacenes de la calle Luque, Aguirre, etc.”. Sin embargo, precisa, en todo el centro hay cerca de 5.400 sitios de parqueo, 2.000 solo en el malecón Simón Bolívar, del Salado y lugares privados. El resto está en la vía pública.

Es distinto en el norte, donde la ATM ha identificado cinco calles donde el parqueo escasea y la rotación es sumamente necesaria: Víctor Emilio Estrada, Rodolfo Baquerizo, Benjamín Carrión, Nahim Isaías y Justino Cornejo. Allí se prevé implementar entre 800 y 1.000 plazas de estacionamiento tarifado. “Actualmente la rotación es de 1,5 carros en ocho horas laborables. Con la implementación del programa Parqueo Positivo se busca mejorar la rotación a 3 o 3,5 carros por día”.

Otro problema que incrementa la falta de parqueos es el uso de estos espacios para actividad comercial. “Arreglan y lavan carros. Debe haber una corresponsabilidad también de las personas y de la entidad de control”, dice el arquitecto. El funcionario está consciente de que “no es posible que haya suficiente disponibilidad de espacios de parqueos”, al menos en el centro, pero que los parquímetros serán una medida compensatoria y alternativa para generar fluidez.

Pero a decir del urbanista Mijail Castillo, esta solo sería una solución a corto plazo. Para él, el remedio podría llegar con cambios en los usos del suelo y construcción de parqueos subterráneos. “En horarios de oficina, la congestión vehicular y el colapso por el uso de parqueos estimulan la implementación de estos locales que bien podrían ser subterráneos, lo que daría más espacios, y no parqueos en altura, como ya hay en ciertas zonas del centro”.

Dos de los tres precandidatos a la alcaldía de la urbe también tienen propuestas. Cynthia Viteri fue consultada, pero hasta el cierre de la edición no llegó su respuesta.

Jimmy Jairala

Transporte público eficiente

Que las personas usen más el transporte público y la implementación de torres de parqueo son las soluciones que, a criterio de Jimmy Jairala, precandidato a la Alcaldía de Guayaquil por el partido Centro Democrático, van a terminar con la falta de estacionamientos en la ciudad.

“El desarrollo horizontal de la construcción en Guayaquil hizo que escaseen las áreas de parqueo. Debimos tener edificios para este fin, pero son muy pocos. Sin embargo, el problema más grave es el ingreso de 160 mil vehículos diarios al centro. Hay que mejorar el transporte urbano integrando a La Aurora, La Puntilla, Durán y Guayaquil para que la gente desista de usar vehículos y recurra al transporte público moderno y no contaminante”, argumenta como parte de sus propuestas.

El también actual prefecto del Guayas cree que la construcción de edificios es una solución parcial, “lo deseable es que la gente opte por otros medios para movilizarse”.

Jairala no considera al parquímetro como una solución. De hecho, opina que esto es más bien “un negocio”.

Además, desde su punto de vista es necesario peatonizar algunas calles del centro de Guayaquil, para evitar que esta área de la urbe colapse.

Bolívar Rosero

Torres de parqueo en la ciudad

Para Bolívar Rosero, precandidato a la Alcaldía de Guayaquil por el Partido Sociedad Patriótica, la construcción de torres de parqueo en el centro y otros puntos del norte de la ciudad, como Urdesa, ayudará a mitigar el problema.

“Dentro del plan de trabajo tenemos ya listos los sitios donde, en el centro, se levantarán dos edificios que permitirán parquear 2.000 autos”.

También propone convertir los subsuelos de los parques en sótanos de estacionamientos o estacionamientos soterrados. En otros países lo han hecho, sostiene. “Basta intervenir, levantar un área de determinado lugar para construir el sótano. La obra no tocaría los monumentos, los grandes árboles o el patrimonio urbano. Se trabajaría únicamente, por ejemplo, en los contornos del espacio”. Y de llegarse a tocar un árbol, aunque sea pequeño, este sería replantado con inmediatez, advierte.

Para Rosero, quien asegura que hará públicas oficialmente sus propuestas en las próximas semanas, los parques San Agustín, Centenario, La Merced serían idóneos para los subsuelos. “Entre los dos proyectos tendríamos alrededor de 3.000 espacios”.

A esto, piensa, se deberán sumar los demás solares que hoy estudia para ejecutar ambas construcciones.