Hay que comprender el problema
La colonización de lo que hoy debemos llamar “Nación Bolivariana”, la hizo España. Vino por oro, convirtiendo al indígena en un esclavo, utilizándolo para su enriquecimiento. Las guerras de Independencia (1810-1830) no les llegó y continuaron al servicio de la nueva raza que se creó en medio de la colonización. Aunque se creó un mestizaje, el grueso del indigenado se conservó puro y su suerte no cambió. El paso del tiempo produjo un efecto; además llegó el liberalismo y las nuevas corrientes constitucionalistas, pero las fuerzas de derecha y la falta de interés nacional para crear un país en forma, dio origen al crecimiento constante de la corrupción. Las fuerzas negativas del país convirtieron al sector indígena en la clase más pobre de la sociedad. Este estado de cosas no debe señalar a ningún grupo humano, menos aún a quienes ocupan un lugar central en la economía agrícola. Las protestas de octubre del 2019 exigen para la clase indígena mejoras en todos los aspectos y con todo derecho.
En estos momentos está derogado el decreto 883, documento controvertido por diminuto e incompleto. Se plantea su sustitución, lo que nos convoca a tratar un problema extremadamente delicado. Señores indígenas, basta de odios, no hay que perder la oportunidad de devolver la paz al país. Beneficiar a la clase indígena también constituye un beneficio para todos los ecuatorianos.
Rafael Mendoza