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Hable serio

¡Hable serio!

El primer presidenciable en develar su plataforma política es el eventual candidato de AP. La prensa nos ha informado que mantendría la estructura tributaria vigente e impulsaría el gasto público. El ungido vive fuera del país, no es particularmente ducho en materia económica, y está haciendo eco de lo que su movimiento político le impone para defender los diez años de ejercicio absoluto del poder.

Lo que se propone, en consecuencia, es ¡más de lo mismo!

Hay que preguntar entonces si es posible continuar con las mismas políticas por cuatro años más. El clamor colectivo expresa que ¡esto no va más! Lo único que crece en forma sostenida es la deuda pública que se aproxima al 50 % del PIB. El petróleo de $100 fue la excepción que confirma la regla. La obra más palpable del Gobierno AP es un Estado que abarca el 50 % de la economía y se alimenta extrayendo una tercera parte del ingreso de la gente.

El crecimiento fue mediocre -inferior al que se logró en los primeros seis años de la dolarización con petróleo de $22 por barril. En cuanto a acción social, la reducción de la pobreza fue más sostenida y evidente en el período anterior al Gobierno RC. Sí, subió en cambio, el costo de la vida, al haber acumulado un 45 % de inflación en la economía dolarizada. La política fiscal desbordó todos los límites de la resistencia económica, haciendo evidente el despilfarro y la ineficiencia en el gasto. La planilla burocrática se triplicó. Se dio subsidios con dinero ajeno pues el monto agregado de los mismos es equivalente al endeudamiento público adicional. No se tuvo política comercial y de apertura: el país fue aislado del concierto de naciones, y quedó relegado al último puesto en la afluencia de inversión externa. Se debilitó en paralelo la inversión del sector productivo local, que es la fuente más idónea de creación de empleo.

Y si de impuestos se trata, hoy existen 60 diferentes cargas, muchas de ellas concebidas en las recurrentes reformas tributarias que, sin crear valor agregado alguno, agravaron la actual recesión. El régimen tributario se llenó de impuestos mal concebidos como el ISD, que limita el flujo de capitales hacia el país; se instituyeron anticipos al IR que ninguna relación guardan con la actividad de las empresas, afectando seriamente su capacidad para operar; el ICE fue abusado al punto de hacer del Ecuador uno de los países más caros de la región y de propiciar el contrabando. Con el desparpajo más grande, con el pretexto de defender la dolarización que no requiere de ninguna defensa, se erigieron barreras de salvaguardas arancelarias que han liquidado a las actividades de comercio.

El resultado de todo esto es que las recaudaciones del SRI han caído en 10 %, no obstante haber subido el IVA al 14 % e instituir más cargas tributarias que sirvieron para cumplir sentencias contrarias al interés nacional, como lo fueron las acciones que las propiciaron.

No entro en el tema de la eventual auditoría del gasto público y de las crecientes denuncias de corrupción, pues aquello deberá ser decantado por profilaxis nacional. Expuestas así las cosas, lo único que resta por comentar a la afirmación de más de lo mismo, es: ¡hable serio!

swettf@granasa.com.ec