Guillermo Alban sigue en el ruedo
En una tarde bastante soleada que se perdió en el calendario del tiempo, Luis Miguel Dominguín, célebre diestro español que estuvo en Guayaquil para el festejo de una feria que se realizó en los antiguos terrenos del Club Nacional, nos decía: “El que no persiste en educarse bien jamás sabrá quién fue Bethoven, y lo mismo ocurrirá con quienes nunca tomaron el capote, verlos decir ingenuamente que el toreo no es un arte”. Quien nos hablaba así, tenía mucha razón. Y en esa razón hemos venido pensando desde que la tauromaquia nacional vive el calvario provocado por los que, equivocadamente, aún no justifican el origen para que se prohíba la fiesta brava en Ecuador. Dominguín, igual que tantos otros matadores, siempre dijo sentirse complacido de haber traspasado la frontera para instalarse cómodamente en la plaza ecuatoriana, a la que consideraba como una de las mejores del planeta. Ejemplo: La Feria de Jesús del Gran Poder mostró a una nueva generación de coletas españoles, mexicanos, colombianos y, asimismo, permitió que nuestro orgullo rebasara límites cuando aparecieron en la arena algunos valientes y talentosos toreros, rejoneadores y banderilleros nacidos en nuestra tierra. En los ruedos nacionales se lidiaron toros bravos de Triana y Huagrahuasi, que no le piden favor a nadie. Hasta el coso maravilloso de Iñaquito, con aforo para quince mil personas, llegaron aficionados de todo el mundo, para ver en acción las violentas embestidas de los toros de casta, así como la inspiración de los toreros dibujando enormes faenas de campanilla. Esperemos que las gestiones que realiza el guayaquileño Guillermo Albán, único torero que se mantiene alineado en su postura, llegue a feliz término. El ganador de ferias nacionales e internacionales parece haber puesto todos sus sentidos en defensa de lo que, según él, pierden los negocios que se mueven alrededor de la fiesta brava. Este suceso lamentable también preocupa a la familia taurina del exterior, sobre todo a aquellos toreros mimados que aparecieron en todas las marquesinas luminosas del país.