Guayas olvidada

Es muy ilustrativo del centralismo analizar las cifras de la inversión realizada en el país en el periodo 2008-2017 que publica Senplades en su página web. Se retratan realidades impactantes: la mezquindad de la burocracia capitalina hacia la provincia del Guayas; y además, exterioriza el recalcitrante regionalismo de esa burocracia al privilegiar a Pichincha en cuanto a la inversión y la atención por parte del gobierno central.

Hay otra realidad: poco civismo de las fuerzas vivas de la provincia del Guayas para defender el derecho que nos asiste de recibir por lo menos igual inversión que Pichincha.

Para analizar la inversión per cápita por provincia en el citado período hemos restado la inversión realizada en los proyectos hidroeléctricos como Coca Codo, Toachi Pilatón, Manduriacu, etc. Darán energía a todo el país e inflan las cifras asignadas a las provincias del oriente y a Pichincha.

La región Insular es la que más inversión per cápita recibió: $7.699; luego las 6 provincias orientales con un promedio de $4.498 para cada una. Estas cifras parecen lógicas; a pesar de su poca población, estas regiones probablemente son las de más necesidades insatisfechas. Pero, de inmediato, y por sobre todas las otras provincias de Ecuador, sigue Pichincha con $3.860 de inversión por habitante. Las provincias menos favorecidas son Guayas, como penúltima, con $1.624, y Tungurahua, última, con $1.600.

Quien más estaba llamado a reclamar con fuerza, y virilmente protestar por este atropello, era el prefecto del Guayas. ¿En algún momento se escuchó su voz reclamando la poca asignación de fondos y realización de obras en la provincia? Igual que las fuerzas vivas, contempló impasible el mal trato a la provincia más poblada del país. Más bien se lo recuerda como un vigoroso defensor de Correa y de su corrupto gobierno. Se identificó plenamente con quien manifestó animadversión total por Guayas y Guayaquil, relegándolas en la atención y cercenando demagógicamente parte de su territorio.