Guayaquil se lo merece
La gestión de la Alcaldía de Guayaquil está en camino de consolidar un modelo de desarrollo local. Se trata de un proceso iniciado en 1992 por León Febres-Cordero, proseguido por Jaime Nebot y ahora por Cynthia Viteri.
Febres-Cordero impulsó una cruzada para recuperar la institucionalidad del Municipio y la dignidad de la comunidad guayaquileña, luego del desbarajuste populista, y para administrar los recursos en obras de imperiosa necesidad. Inauguró una práctica de eficiencia en la distribución de los ingresos, destinando rubros mínimos para gasto corriente y priorizando las inversiones en la dotación de servicios y en el mejoramiento urbano.
Jaime Nebot ejerció la titularidad del Cabildo como un verdadero compromiso cívico, logró incrementar el presupuesto sin subir las contribuciones, e invirtió más del 86 % en obras y servicios públicos con un gasto administrativo de apenas un 14 %. Consiguió aunar los esfuerzos públicos y privados para ejecutar importantes proyectos como el aeropuerto internacional, la Metrovía, el inicio de la Aerovía, el dragado del canal de acceso a los puertos de Guayaquil, la dotación de agua potable y alcantarillado en una amplia área geográfica. Fueron, en consecuencia, dos etapas cruciales para afrontar los significativos retos de una ciudad en constante crecimiento.
El concurso de Cynthia Viteri se inscribe en esta dinámica, y a su continuidad añade un componente: el protagonismo de la autoridad municipal en una política para garantizar la seguridad y la vida de la colectividad porteña. La reactivación del Plan Más Seguridad, luego de más de diez años de la paralización, asoma como una iniciativa en la que se debe emplear todo el empeño del gobierno local, su capacidad de convocatoria para alcanzar el concurso de la iniciativa privada y, sobre todo, un persistente y cotidiano trabajo con la comunidad, sus líderes y las organizaciones de base.
Así, con la concurrencia de todos estos actores sociales, la política municipal alcanzará su verdadera y reconocida legitimidad.