Guayaco estereotipado
El gentilicio de los ciudadanos de la provincia del Guayas es guayasenses. Y el de los de Guayaquil es guayaquileños, pero en el argot popular se lo confunde con el apelativo de guayacos, que se da a quienes por el hecho de vivir en puerto, reciben influencias extranjeras en su léxico, además de las propias de su entorno y de otros sectores de la patria.
“¡Parlotea mi locosss! ¿En patines al camello? Ponte once que está la raya en la esnaqui y te bolsiquean por choro. Chuta broderssss, laca.. Mi jeva y la vieja en caleta, y yo tras una pescuezuda. La naple... que ando con la leona. Lukea que no se pongan mosca los pacotillas, que al tiro me bajo a eshe man que pinta chusos marcadoshssss bacanes...”. Esta jerga -lenguaje especial- era utilizada inicialmente por el lumpen marginado, drogadictos o malandros, tal como sucedió con el lunfardo que se desarrolló principalmente en Buenos Aires a finales del siglo XIX y comienzos del XX, en los barrios bajos y entre delincuentes, tomando palabras habladas por inmigrantes recién llegados al Río de la Plata; muchos términos de esta jerga hoy forman parte de la lengua coloquial rioplatense.
Es de lamentar cómo se hace uso y abuso de esta jerigonza, sin pronunciar la “s” o arrastrando la “shsss” al final de las palabras, en anuncios y publicidad, teatro y eventos artísticos o políticos, presentadores en radio, TV, novelas o comedias; así como el uso de insultos que, siendo parte del diccionario, denotan baja ralea y falta de cultura. La utilización cotidiana lo hace común para los jóvenes, oriundos o migrantes, generalizando su uso y reafirmando ese inadecuado manejo del idioma, que se está convirtiendo en un estereotipo que identifica a los “guayacos”. Debemos culturizar a nuestra ciudadanía y no permitir que el guayaco sea estereotipado como sinónimo del lumpen marginal, de baja calaña, mariguanero o delincuente, asociándolo al uso de esta jerga y modismos del mal hablar, a cuenta de estar en onda, de que así habla la juventud o el pueblo, o que eso es lo que sube los ‘ratings’. Imitemos a Cuenca o Loja, que son sinónimos de educación, arte y cultura.