Grave situacion
Mirando los últimos años de la vida política, económica y social de la nación no se visualiza una crisis tan profunda como la que en todo orden de cosas se advierte; tanta, que ya no caben las lamentaciones ni tampoco las imprecaciones tardías. Cabe sí insistir en sancionar a los causantes de la actual situación y proceder a tomar las medidas para intentar superarla. Para ello hay que tener clara la magnitud de los hechos que la conforman.
En relación a la crisis económica, el gigantesco endeudamiento deja ver también la enorme irresponsabilidad con que se procedió, en ánimo de seguir disponiendo de dinero para derrochar y robar, sin que importase el crecimiento del déficit fiscal.
En cuanto a la crisis política, es imperativo un gobierno fuerte que cuente con el ostensible respaldo de toda la República. Propiciarlo es posible constituyendo una administración que refleje lo más lúcido del pensamiento ecuatoriano. Y es obligación patriótica de todos los partidos apoyar su gestión.
Obviamente, con este entorno económico y político, la cuestión social se encuentra sumamente deteriorada y resulta obligatorio entrar a remediarla, garantizando como prioridad la atención de las necesidades vitales, generando empleo productivo, de modo que estas puedan ser satisfechas con dignidad. Ello requiere superar incertidumbres y crear confianza para la inversión, lo que ahora no existe.
En ese panorama, las recientes acciones de los narcotraficantes ensombrecen más aún el porvenir y peor todavía si se evidencia insuficiente preparación en los encargados de superarlas. No se pueden seguir dando pasos en falso y es notoria la ausencia de una adecuada planificación concertada en ámbito internacional. Las labores de inteligencia no pueden limitarse a lo nacional cuando se combate un fenómeno delincuencial de carácter global.
Se extraña asimismo, una comunicación eficaz que supere el desborde de rumores tendenciosos que saturan las redes sociales en ausencia de la versión oficial.
Es urgente que el presidente asuma sus responsabilidades y designe un equipo de gobierno sin ataduras con el pasado y con las capacidades requeridas para actuar con la calidad que la situación amerita. Igual labor tiene que desarrollar la Asamblea Nacional, acabando con la tabla de consumo de drogas y revisando las leyes migratorias.