Lenín Moreno tuvo un día agitado. Presidió la ceremonia por el aniversario de la FAE, se reunió con posibles inversionistas chilenos (foto) y terminó con una cadena de radio y televisión. Allí reiteró su exhorto a las funciones del Estado “a actuar con ra

El Gobierno se declara victima de una “conspiracion correista”

Respuesta. Unos 90 ex altos cargos del régimen de Correa rechazaron las acusaciones. Llamaron a formar la Coordinadora de Servidores de la Patria.

En el Gobierno están seguros de que hay una conspiración en marcha. ¿El responsable? Rafael Correa. Esa es la justificación que encontraron los voceros oficiales para intentar explicar las últimas denuncias e incidentes (incluyendo la fuga de Fernando Alvarado, exsecretario de Comunicación y procesado por peculado): una estrategia armada para desestabilizar al régimen de Lenín Moreno.

El mismo presidente aseguró ayer, en cadena nacional, que “nos ha golpeado la mafia, nos han engañado los estafadores de siempre”. Lo dijo al repudiar la fuga de Alvarado que, sostuvo, “es evidencia de una traición enquistada en nuestras dependencias”. Ofreció impulsar los procesos de extradición necesarios o “apresar (a los sospechosos) si todavía están aquí”.

Moreno no se midió en sus críticas a quienes, en otro tiempo, fueron sus aliados. Afirmó que hay delitos en todos los sectores del Estado y reiteró que hubo violaciones “a todos los derechos, de todos”. Los acusó de “haber creado una administración con tentáculos de ignominia y corrupción”.

Y el problema, según el Gobierno, es que no han logrado desmantelar ese esquema. Después de 17 meses en el poder, han “descubierto” que hay “correístas infiltrados” en los mandos medios de las instituciones públicas. La fuga de Alvarado, quien portaba un grillete electrónico, les dio la prueba que estaban necesitando.

Paúl Granda, ministro de Justicia (e); Andrés Michelena, secretario de Comunicación; y Santiago Cuesta, asesor del presidente, tienen la certeza de que el exfuncionario solamente pudo haber escapado con la ayuda de funcionarios públicos, sobre todo de Justicia.

Michelena (quien también fue parte del anterior Gobierno en la Secretaría de Comunicación dirigida por Alvarado) los llamó “topos”. Cuesta aseguró que “se mimetizan de una manera muy inteligente”. Granda, quien en su época también fue cercano a Rafael Correa, habló de una necesaria depuración del sector público.

Lo paradójico de la denuncia es que el Gobierno de Moreno tiene inevitablemente la misma base del régimen anterior e incluso mantiene en sus cargos a varios ministros que fueron funcionarios del Gobierno pasado. Moreno lo justificó diciendo que creyó en quienes, hasta hace pocos meses, “declaraban honestidad y patriotismo (...) pero tienen como profesión el engaño y el comportamiento de la fuga”.

Reconoció que hay “temor” por esta arremetida correísta que tendría otro campo de batalla: las redes sociales. La denuncia habla de un ataque coordinado que ya ha afectado a varios integrantes del Gabinete. Cuesta, asesor del presidente, manifestó que hay 23.000 cuentas “creadas para atacar, crear opinión, crear un espejismo”. El funcionario reconoció que es imposible identificar a los usuarios detrás de esas cuentas, pero indicó que han reconocido a los supuestos líderes.

La pelea se extiende a la Asamblea

Las suspicacias de los miembros del Ejecutivo se extendieron hacia los legisladores correístas. “Con tantos asambleístas valiosos que tiene el país, encargarle a Marcela Aguiñaga el tratamiento de la Ley Anticorrupción es como ponerle al gato por despensero. #RespondePorSamanes #CorreístasPrófugos”, escribió el secretario del presidente, Juan Sebastián Roldán. Ella le respondió en el mismo tono: “Si quiere adecentar la política, empiece por usted”.