Jorge Glas estuvo un año y 19 días en la Cárcel 4 de Quito.

Glas sera llevado a una casa de salud

Queja. En la audiencia de habeas corpus Glas insistió en que cumplió a cabalidad las reglas de la Cárcel 4 y no debía ser trasladado a otro centro carcelario.

Mediante un comunicado, el Ministerio de Justicia informó anoche que el exvicepresidente Jorge Glas Espinel, recluido en el Centro de Rehabilitación Social de Latacunga “se encuentra estable” y que será enviado “a una casa de asistencia médica”.

El anunció del Ministerio no detalló la fecha ni el lugar donde sería trasladado. Se limitó a señalar que desde el 21 de octubre al 6 de noviembre, Glas Espinel recibió 85 atenciones médicas por parte del Ministerio de Salud y un grupo de especialistas del centro carcelario.

“El último chequeo médico demuestra que el señor Glas Espinel se encuentra estable, con la finalidad de precautelar el estado de salud, será trasladado a una casa de asistencia médica para un proceso de alimentación intravenosa de líquidos y electrolitos”, acota el comunicado.

El ex vicepresidente no es un detenido común: tras la negativa del habeas corpus, la semana pasada, había conseguido atención médica, agua embotellada o seguridad a los que no acceden sus compañeros de presidio.

Él cumple una sentencia de seis años de cárcel por asociación ilícita en la trama de sobornos de Odebrecht.

Así, Glas tendrá vigilancia médica permanente y, de ser el caso, podrá solicitar la presencia de médicos especialistas, incluso si deben trasladarse desde la capital. Durante la audiencia de habeas corpus, la defensa del exvicepresidente argumentó que tiene afectaciones a la espina dorsal, hernias discales (que necesitan operación), espondilitis, gastritis y colitis.

Por eso, en la cárcel de Latacunga -construida en el Gobierno de Rafael Correa- no habrá restricciones para el ingreso de los medicamentos que necesite previo cumplimiento de los parámetros de control. A Glas, dijo el juez, no deben faltarle los medicamentos y, por orden judicial, debe recibir atención prioritaria para precautelar su salud e integridad física. Pero, además, la celda en la que permanece debe tener aseo continuo y desinfección constante para evitar infecciones, tuberculosis, dermatitis u otras relacionadas.

Otra de las quejas de Glas es que mientras estaba en la Cárcel 4, en Quito, tenía posibilidad de estudiar y tenía que rendir un examen vía Internet. La respuesta de Arturo Romero, representante del Ministerio de Justicia, fue que “el centro de aquí cuenta con ello para los ejes de tratamiento educacional”. Además que le garantizaron más espacio que en la Cárcel 4.

Y como existe la duda de supuestas extorsiones en el centro carcelario, habrá seguridad proporcionada por dos agentes penitenciarios y dos policías para evitarle problemas.

Solo uno de los “privilegios” de Glas se hará extensivo a los otros 5.000 detenidos. En la audiencia el juez Vinicio Santamaría ordenó que se verifique la calidad del agua (un problema que se denunció desde la inauguración de la cárcel). Un comisario de Salud y un representante de la Dirección de agua potable del GAD Municipal de Latacunga deben encargarse de esa tarea.

Según el juez “este no ha sido solo un requerimiento del Ing. Jorge Glas”. De todas formas, aún con los posibles correctivos el exvicepresidente no tomará esa agua. El exdirector del Centro, Víctor Jácome, contó en la audiencia que “en consideración del señor Glas estamos suministrando botellones de agua”.

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