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El futuro presidente de EE. UU. enoja a China

El mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, provocó su primer conflicto diplomático con China antes de tomar posesión del cargo con una simple llamada: la que recibió de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, el pasado viernes.

El mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, provocó su primer conflicto diplomático con China antes de tomar posesión del cargo con una simple llamada: la que recibió de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, el pasado viernes.

Tsai telefoneó a Trump para felicitarlo por su éxito en las elecciones y ambos mantuvieron una conversación de unos diez minutos que ayer provocó una protesta formal del Gobierno chino y generó altas expectativas en Taiwán.

La llamada fue el primer contacto formal de alto nivel entre Estados Unidos y Taiwán que se producía en casi cuarenta años y no ha dejado indiferente a Pekín, que considera a la isla un “territorio rebelde” con aspiraciones independentistas encabezadas por su presidenta, Tsai Ing-wen, que estrenó su cargo en mayo.

En un primer momento, el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, trató de minimizar el asunto a preguntas de los periodistas al asegurar que la llamada era un “pequeño truco” de Taiwán, si bien luego el Gobierno elevó el tono.

“Hemos transmitido una protesta solemne a la parte estadounidense correspondiente. Hay que insistir en el hecho de que solo existe una China y que Taiwán es parte inalienable del territorio chino”, aseguró en un comunicado el ministerio chino de Relaciones Exteriores.

El régimen urgió a Washington a mantener su compromiso con el principio de una “sola China” y a manejar “cuidadosamente” los asuntos relacionados con Taiwán para evitar “daños innecesarios” a las relaciones bilaterales. Y es que el acercamiento de Trump a Taiwán añade más tensión a la relación entre Pekín y Taipei -que cortaron todos los contactos oficiales con la llegada de Tsai al poder-, y ha suscitado dudas sobre la política exterior que emprenderá el magnate cuando se instale en la Casa Blanca.

“Esto ha sido un llamado de atención para China”, considera el profesor de Estudios Internacionales de la Universidad de Pekín Wang Dong. Hasta ahora, desde muchos sectores en el país asiático se veía a Trump como un hombre de negocios que sería “práctico” a la hora de tratar con China, dice Wang. “Pero China debe dejar esa visión atrás y prepararse para el posible daño que Trump pueda hacer”, alerta.

La llamada y los posteriores mensajes de Trump en Twitter, donde aludió a la venta de armas de Estados Unidos a Taiwán, han generado preocupación en China.

De momento, el hecho de que haya accedido a hablar con Tsai ya se ha interpretado en la isla como un “éxito” y un avance en los lazos bilaterales.

“Sin duda es algo positivo, porque ningún presidente electo estadounidense había mantenido contacto telefónico con el taiwanés en los últimos 38 años”, señaló el director de Estudios Estratégicos de la Universidad Tamkang, Li Dajong.

No obstante, Li también pedía cautela: “Para ver su alcance real es necesario esperar a que Trump designe todos los cargos relacionados con Taiwán y China en su gobierno y a las medidas que estos tomen”.

Hasta el momento, varios de los altos cargos designados por Trump son conservadores que pueden adoptar una postura dura hacia China, pero aún no se sabe quién será el secretario de Estado ni los cargos relacionados con Asia.

A pesar de que Taiwán ha mantenido contactos con altos cargos en el equipo de Trump, Li remarca que el presidente electo aún no conoce bien la situación y que se necesitará una comunicación más fluida para llegar a políticas concretas.

Desde la isla, se recuerda cuando en abril de 2001 el entonces presidente de EE. UU., George W. Bush, prometió “hacer lo que fuera necesario para defender” a Taiwán, lo que generó expectativas en la isla, pero luego sus palabras no se tradujeron en avances notables.

“Trump está tratando de probar a China y ver cuáles son sus líneas rojas”, considera el experto de la universidad pequinesa. De momento, coinciden este y otros analistas de Pekín, ya se ha “topado” con la primera de ellas.