Tranquilidad. Pese a lo sucedido, los habitantes de San Lorenzo no han interrumpido su rutina y siguen sus vidas.

En la frontera aun reina el temor

Incertidumbre en quienes viven cerca del cuartel policial de San Lorenzo destruido por una bomba en enero. Quieren cerciorarse del deceso de Guacho.

A pesar de la lluvia, el calor sofocaba ayer en el cantón San Lorenzo (Esmeraldas), fronterizo con Colombia. Conforme avanzaba el día, el cielo oscuro se iba aclarando y las calles mojadas se secaban.

Dentro de la casa de José Mina Ortiz se observaban huellas de humedad debido al agua que se filtra por el techo de zinc. “Ha pasado cerca de un año y no he recibido un solo grano de ayuda”, comentaba a EXPRESO el dueño de la vivienda, ubicada en la calle Los Laureles.

El inmueble de Mina, un hombre de casi 1,80 metros, está a escasos 20 metros de donde hace ya casi un año (27 de enero) explotó el coche bomba colocado por disidentes del frente Óliver Sinisterra, que dejó 28 heridos y daños materiales incalculables.

El miedo del residente no se ha disipado tan fácilmente desde entonces. El temor es latente y más cuando se le pregunta sobre la noticia que trascendió desde Colombia: Walther Arízala, alias Guacho, el líder de ese grupo disidente, fue abatido en una operación militar.

“No puedo afirmar ni negar nada, pero no creo que esté muerto. Y si así fuera, eso no importa porque vendrá otro en su lugar”, sentenció Mina, parado bajo aquel techado que deja entrever débiles rayos de sol.

El hombre, al igual que otros moradores de ese sector, había oído el rumor sobre la eliminación de Guacho a manos de soldados colombianos, tras ser confirmado por Iván Duque, presidente de ese país.

María Tiacú, otra habitante de la zona, coincidía con su vecino. Pero considera que si la muerte del narcoterrorista que sembró el miedo en la frontera llegara a confirmarse al cien por ciento, eso daría mayor tranquilidad a su vecindario.

“Vivimos con ese miedo de que ocurra algo nuevamente”, comentó la mujer, quien perdió la totalidad de su casa con la horrenda detonación.

A pesar del momento tenso, San Lorenzo no ha perdido la aparente tranquilidad que reina desde el cese del estado de excepción, en agosto pasado.

Los carros circulan sin contratiempos y la gente camina por las avenidas principales sin preocupación. Incluso la entrega de fundas navideñas para los niños del cantón, en el Estadio Municipal, se realizó con cerca de 2.000 personas en los graderíos.

Renán Miller, comandante de Policía del Distrito San Lorenzo, dice que cumplió las órdenes superiores de reforzar el cantón con más agentes. “Tenemos siete Unidades de Policía Comunitaria y en cada una se aumentó un contingente de cinco compañeros”, detalló.

Lo hicieron porque también conocieron de la muerte del exguerrillero más buscado en Ecuador y Colombia. Temían que tras el hecho, ocurran nuevos atentados en el distrito, así como en Mataje. Además, la única confirmación que tuvieron las autoridades policiales había llegado desde Colombia.

Un francotirador lo mató, según El Tiempo

Luego del anuncio de la caída de alias Guacho, los detalles sobre el operativo empezaron a aparecer. El diario El Tiempo de Colombia recoge algunos de estos pormenores sobre la muerte del narcoterrorista que sembró el miedo en la frontera común entre Ecuador y Colombia.

El primero es el cómo. Según el periódico colombiano, fue un francotirador el que propinó un disparo certero a Guacho, en medio de nuevos enfrentamientos con las Fuerzas Armadas colombianas en el sector de Llorente. Pero Guacho no cayó solo. Con él también fue abatido alias Pitufo, el segundo al mando del frente Óliver Sinisterra.

“Aunque se movía en una zona azotada por la pobreza, Guacho fue encontrado con elementos de lujo en su vestimenta, como sus botas, el reloj que usaba y su teléfono celular. De este delincuente la gente en la región decía que estaba ‘rezado’ y por eso no lo tocaban las balas”, detalla parte de la publicación web de El Tiempo.

El medio colombiano pudo confirmar que la operación de rastreo incluyó “la interceptación de al menos 120 líneas celulares y el reclutamiento de 15 personas de la región que tenían acceso a la zona rural por donde se movía Guacho”, lo que permitió establecer 16 zonas en las que Guacho y Pitufo se movían con frecuencia.

La presión sobre sus finanzas, recoge El Tiempo, empujó a Guacho “a romper sus protocolos de seguridad y a utilizar canales no seguros, lo que permitió ubicarlo en Llorente. Allí fue abatido por un certero disparo”.

Ecuador agradece la labor de Colombia

Ecuador agradeció ayer a Colombia la labor de sus fuerzas que acabaron con la vida del disidente de las FARC Walther Patricio Arízala, alias Guacho. Una notificación de la Secretaría Nacional de Comunicación agradecía y reconocía “la acción de las fuerzas del orden de Colombia”, que acabaron con la vida de alias Guacho, a quien se atribuye la muerte de nueve ecuatorianos: cinco civiles y cuatro militares.

Poco después, el presidente Lenín Moreno aseguró vía Twitter que la caída fue fruto de “un trabajo coordinado entre naciones hermanas”. EFE