Francia y EE.UU.

Fue reconfortante para la democracia occidental la visita de Estado hecha la pasada semana por el presidente francés Emmanuel Macron a Estados Unidos. Los antiguos lazos históricos que unen a ambas naciones se remontan a la insuperable época de los dos acontecimientos libertarios de mayor trascendencia en la historia de la humanidad: el de 1776, en que Estados Unidos proclamó su independencia, y el de 1789, con el triunfo de la Revolución francesa. Ambas proclamas permitieron al mundo disfrutar del goce de la libertad, la vigencia de los derechos humanos, la instauración de la democracia como sistema de gobierno. Los dos movimientos libertarios tuvieron la protagónica participación del marqués La Fayette, francés al que Estados Unidos le reconoció la ciudadanía americana por su decidida contribución al logro de su independencia.

El presidente de Francia fue enfático en defender su adhesión a los principios democráticos de Occidente ante el pleno de la Cámara de Representantes de EE. UU. Sabía muy bien que el actual presidente de ese país reivindica posiciones nacionalistas, ajenas al internacionalizado e interdependiente mundo contemporáneo, por ello exhortó con firmeza a que Estados Unidos mantenga lealtad a sus propias propuestas de multilateralismo, y a que garantice una mejor competitividad comercial y un mayor equilibrio político a nivel mundial.

No tenemos un planeta B, advirtió el presidente francés, por eso pidió unir esfuerzos para defender el que habitamos. Invitó sin ambages a Estados Unidos a regresar al Acuerdo de París y a sumarse a políticas protectoras del medioambiente, insistiendo en que todo lo que se haga por no cuidarlo, nos afecta, igualmente, a todos. Asimismo, conociendo la postura del presidente Trump, fue directo en sostener que Francia mantendrá su respeto al convenio firmado con Irán, agregando que ese país nunca tendrá armas nucleares. Su definida posición contra el terrorismo y la necesidad de luchar por disminuir inequidades, demuestran que Europa, con todo el recorrido de su civilización, seguirá defendiendo el régimen republicano de gobierno y el bienestar de la humanidad.