La favorita de los porteños

La favorita de los portenos

Con su arquitectura patrimonial y sus enormes áreas verdes, Cuenca, conocida como la Atenas del Ecuador, es una ciudad que cautiva a los visitantes.

Año a año, las fiestas de esa urbe, que se inician hoy, llevan a miles de personas de todo el país hasta sus pintorescas calles. Sin embargo, también hay quienes, encantados con la ciudad, deciden no solo ‘turistear’, sino establecerse ahí de manera permanente.

Este es el caso de tres guayaquileños que dejaron el calor del Puerto Principal por el temperado clima cuencano y con los que habló EXPRESO.

Una de ellas es Mona Iturralde. Llegó allá en mayo de este año, después de un viaje por todo el Ecuador que emprendió para buscar nuevos rumbos laborales.

Ella es artista visual. Vivía en Los Ceibos; pero confiesa que nunca se sintió cómoda aquí.

“La escena del arte decayó desde el 2012 en Guayaquil. Cuando llegué a Cuenca, me dije: ‘Esta es la ciudad’. Puede ser pequeña, pero aquí me encontré. Hay paz, está libre de delincuencia y tiene mucha cultura”.

Mona actualmente trabaja para la productora discográfica Vudurecords y es mánager y agente de booking de la banda Santamuerte. Tiene 30 años y no duda al decir que aspira a quedarse allí para siempre.

Ese anhelo lo comparte Glenda Muñoz, porteña que llegó a esa ciudad en 2014, después de hallar el amor. Acá vivió en el Barrio Centenario. Cuando se presentó la oportunidad de mudarse con quien ahora es su esposo, José Zunino, un abogado, padre guayaquileño y madre cuencana, que lleva allá 14 años, no lo dudó.

Glenda, quien cumplió 40 años ayer, se dedica a la creación de objetos clásicos para el hogar. Es pintora, lo que facilita su labor, pues “Cuenca es una tierra con una vida cultural muy fuerte”.

No tiene hijos, pero cuando lleguen, quiere que ellos crezcan en esa localidad “sana, hermosa, donde se puede caminar sin miedo”.

Con ellas concuerda Mario Ramos, un diseñador gráfico de 23 años que dejó Guayaquil para cursar sus estudios en la Universidad del Azuay.

El ambiente, el movimiento cultural cuencano y las exigencias del ambiente académico en dicho instituto superior son algunos de los motivos que precipitaron su mudanza en 2012.

Al llegar, confiesa, se enamoró de la urbe.

“Esta es una ciudad pequeña, pero hermosa. Está diseñada para caminar, para disfrutar de la naturaleza, y eso es algo que Guayaquil no tiene”.

Y aunque dice extrañar ciertas cosas del Puerto Principal, como la comida y calidez de su gente, no ha pensado en su regreso, incluso tras terminar sus estudios. “La verdad es que he pensado en quedarme, esta es una ciudad en la que uno puede vivir tranquilo”.

Vea en la página 5 la agenda por las fiestas de Cuenca.