Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

Familiares de enfermos cuentan con un refugio

Hasta los años 90, era común ver a los familiares de los pequeños pacientes del hospital de niños Dr. Roberto Gilbert pasar la noche a la intemperie.

Estos no podían dormitar dentro del centro de salud, sin embargo, muchos de ellos, provenientes de distintas provincias o cantones, no contaban con hospedaje en el Puerto Principal y menos aún con la solvencia económica para afrontar este gasto.

En el 2000, la fundación Sánchez Aguilar decidió construir un sitio donde estos padres, madres e incluso abuelos pudieran encontrar refugio, el albergue Rosa Eva Aguilar de Sánchez.

Este es dirigido por la Asociación de Voluntariado Hospitalario del Guayas (Asvolh), desde que la fundación entregara el sitio en comodato a sus dirigentes durante un periodo de veinte años.

“Es un trabajo difícil y, a veces doloroso, pero muy gratificante. Muchas de las personas que se quedan con nosotros, especialmente los padres de niños quemados, pasan mucho tiempo aquí, meses, incluso años. Cuando se van, muchos llaman a preguntar por nosotras o a contarnos sobre sus vidas”, dijo Violeta Saavedra de Arcos, subdirectora del refugio.

Con ella concuerda Aracelly de Gamboa, secretaria del albergue, quien añade que la institución no solo cumple su función de refugio, sino el de dar apoyo emocional a los padres de los pequeños.

“Estas son personas que están en una situación vulnerable, con preocupación y tristeza, muchas veces, y preocupadas del bienestar de sus niños, y eso también lo tenemos que tomar en cuenta”, señaló.

Con el fin de contribuir con este factor, la institución ofrece, además de las cien camas dividas en dormitorios de mujeres y hombres, la sala de entretenimiento y el comedor, charlas mensuales con médicos, apoyo psicológico y una docente dedicada a poner al día a los niños que han perdido clases.

La mayoría de los beneficiarios del albergue provienen de cantones del Guayas o provincias del Litoral.

Estos ingresan a la institución a partir de las 17:00 y así ordenar sus pertenencias y ducharse antes de acudir a la cena, que se sirve a las 18:30.

El ambiente es jovial. María Evelina Quishpe, una madre de familia, explica el porqué.

“Todos estamos viviendo una situación triste, pero llegamos acá y es como llegar a casa. Comemos, conversamos y reunimos fuerzas para empezar de nuevo al día siguiente”.