Cómo evitar ser atrapado por la ansiedad

Como evitar ser atrapado por la ansiedad

En América Latina este trastorno es común en la población y afecta a todas las clases sociales.

Hay momentos en que los problemas parecen controlar nuestras vidas. No sabemos qué hacer ante lo que nos sucede en el trabajo, en el hogar o con las deudas y entonces empezamos a sentir ansiedad. Preocuparse o estar nervioso por lo que ocurre es normal, pero cuando esas sensaciones se manifiestan de manera repetida y nos cortan la respiración o nos aceleran el ritmo cardiaco, hay que hacer una pausa.

Para que esas tensiones no nos paralicen, hay algunos pasos que podemos seguir, según expertos consultados y estudios científicos internacionales recientes. EXPRESO le muestra algunos de ellos.

Inhale y exhale.

Iuando esté ansioso, siéntese. Coloque una mano en el pecho y la otra en el abdomen. Respire lenta y profundamente mientras nota que la mano que está en el abdomen se mueve a medida que vacía y vuelve a llenar los pulmones (la mano del pecho debe permanecer quieta). Inhale por la nariz y exhale por la boca sintiendo cómo su cuerpo se relaja. Hágalo durante cinco minutos con los ojos cerrados.

Dé un pequeño paseo.

Tome unos veinte minutos al día para estar en contacto con la naturaleza. No es necesario que salga de la ciudad, puede ir a un parque, a un malecón o a un mirador. Hacerlo reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, asegura un estudio publicado en la revista ‘Fronteras de la Psicología’. Eso sí, no use el celular, desconéctese. La idea es que disfrute de su entorno olvidando lo que le esté preocupando.

Un olor que relaja.

La aromaterapia es un método que se utiliza cada vez más para la relajación y cuando se trata de reducir los niveles de ansiedad, el olor a lavanda puede ayudarnos. La Universidad japonesa de Kagoshima hizo un experimento en ratones y confirmó que ese olor genera el mismo efecto que tomar un ansiolítico. En el mercado existen aceites esenciales que pueden colocarse en difusores de aroma.

Salga a divertirse.

Es común que la persona que sufre de ansiedad se enfoque en las palpitaciones, en esa sensación de ahogo y en la tensión que comienza a sentir. Eso lo que debe combatir. Por ello es importante que no se encierre. Retome su vida social y concéntrese en la conversación, en la comida, en las anécdotas. Si no le es posible, no se encierre en su habitación, converse con su familia o haga algo distinto como bailar.

Haga ejercicios.

Sí, cuando la ansiedad nos invade, no queremos hacer nada, pero debe saber que ejercitarse será un buen remedio para lo que está sintiendo, pues al realizar actividad física liberará endorfinas que generan bienestar y si lo hace en un gimnasio mejorará su interacción social.

Piense en positivo.

Si le cuesta dejar de pensar en el problema, al menos no imagine el peor de los escenarios. Analice la situación y piense en lo que le gustaría que ocurra. Cambie las frases fatalistas por: ‘lo superaré y estaré bien’, ‘voy a ser capaz, ya lo he hecho otras veces’ o ‘preocuparme no me servirá de nada’. Debe aprender a darse autoinstrucciones.

Organice su día.

El problema de la vida actual es que queremos hacer todo en corto tiempo y no siempre es posible. Organícese y priorice las tareas que son realmente importantes. Recuerde que no debe restarle horas a su sueño. Así evitará que la tensión lo invada y le cause problemas de salud.

No fume ni beba.

Cuando nos sentimos mal, buscamos soluciones como tomar tranquilizantes, fumar o beber. En algunos casos esto nos calmará, pero solo momentáneamente, pues luego la ansiedad volverá con más fuerza. El tabaco hará que después se sienta más nervioso y el alcohol más triste.

Mónica Llanos, psicóloga clínica: “Puede llegar a presentarse una crisis”

Hablamos de ansiedad cuando la persona se encuentra un poco desorientada, tiende a distraerse y está preocupada por un asunto en especial. Si los niveles de ansiedad aumentan, pueden somatizarse y presentar taquicardia, dificultad para respirar, tensión muscular, irritabilidad y dificultades para relacionarse con otras personas. Hablamos de una crisis cuando esa ansiedad empieza a enquistarse y se constituye en un patrón de comportamiento de la persona. Es allí cuando se pierde el control de las emociones.

Maritza Barros, especialista en Cuidados Intensivos: “Sienten como si fueran a tener un infarto”

Cuando una persona atraviesa por una crisis de ansiedad, es común escucharla decir que no puede respirar, pero no es así. Lo que ocurre es que esa ansiedad genera que no haga el intercambio normal de gases. Si usted respira muy aceleradamente va a botar más oxígeno de su cuerpo y tendrá más CO2 retenido y eso causará muchos trastornos. Hay quienes dicen que sienten como si fueran a tener un infarto. La ansiedad puede traer trastornos de todo tipo, como digestivos y nerviosos y problemas de sueño. Es el mal de la vida moderna.

Glenda Tandazo, nutricionista clínica: “Hay alimentos que ayudan a la relajación”

Entre los alimentos que ayudan a calmar nuestra ansiedad y nerviosismo están las proteínas, como los lácteos, las carnes y los pescados. Contienen triptófano, un aminoácido que estimula la serotonina y mejora el estado de ánimo. Las espinacas y todos los vegetales de color verde también son eficaces para estos casos. La avena entra en la lista de alimentos que calman las tensiones como las infusiones de lechuga. En cambio, debe evitar el azúcar y los alimentos procesados y envasados, que tienen un alto contenido de sodio, que eleva la tensión.