El Espresso: Comuna Cafe

Para recomendar Comuna Café, recurrí a mi comuna, ese conjuntito de personas con el que tengo el placer de compartir la novelería del cafeshito. No es el grupo de amigos con el que concurro, incluso con algunos hablamos más en redes. Pero sé que todos vibramos por las diarias dosis de cafeína. Por supuesto, somos fanáticos empedernidos de Comuna Café, por lo que esta columna se llena de sus increíbles recomendaciones.

Debo empezar con Pablo Jiménez, uno de los dueños. Su socia es su hermana Sofía, ambos parte de una familia costarricense. En diciembre de 2016, arrancaron oficialmente con el negocio inspirado en fincas de café de especialidad que tienen una estrecha relación con las comunidades cercanas. De allí, nace el nombre y su entusiasmo por buscar y tostar el mejor café.

Ellos comenzaron con la idea de una micro tostadora que poco a poco fue migrando al acogedor spot que destaca en la avenida principal de Ceibos, en Guayaquil.

Pablo no tiene una opción favorita del menú, le gustan todas. Con Sofía, tengo esa conversación pendiente. Lo que sé es que ambos aseguran que cada tacita servida, tiene ese poder de llenarnos de pura vida. Y mi comuna, asegura que es verdad.

Una de ellas es mi amiga la fotógrafa, la cual me envió allí porque es rico e “instagrameable”. Tiene razón, lo dice su fiel primer like. Me recomendó pedir el cappuccino, con el tulipán sobre la leche tan bien hecho como para un cuadro, y con un sabor amargo y dulce a la temperatura perfecta.

Mi otro amigo, el viajero, el ciclista, el mini mochilero, me confesó que después de varios viajes, Comuna sigue siendo su cafetería favorita. Me dijo que me vaya por el moka, casi un postre; y en los días de sol que reinan en Guayaquil, el iced latte se lleva el show. Ambos van muy bien con el sanduche Isa, un pancito suave tostado con pollo con especias, cúrcuma y mayonesa... ¡un verdadero viaje para el paladar!

Y luego está mi amigo el chef, un loco. Loco como para tatuarse sus cuchillos en el brazo y para saltear verde con café, cacao y ají en su cocina. Él me recomendó sabores más estridentes: la tortilla de verde con full salsa de cebolla y un poquito de ají; y para los fines de semana, el gallo pinto, un plato costarricense que lleva arroz con frijoles mezclados acompañados de salsa lizano. Eso con jugo de naranja para desayunar. ¡De locos!

También está una parejita que me encanta, la que se complementa. Ella, cafetera hasta morir, me recomendó el cortado porque en su simpleza y tamaño, el sabor del café se siente. A él, aunque no tan cafetero, le gusta pedir el vietnamita: doble shot de espresso, hielo, leche y leche condensada. Dice que solo así le pasa el café, frío... y con ella.

Finalmente está mi amigo el robustito, ese que ama excederse en cafeína y en azúcar. Su pedido es el Ojo Rojo, una taza con tres shots de espresso y agua, acompañado de cualquier postre. También sugiere pedir el grilled cheese pero con pan dulce. Dice que es una aventura entre el dulce y la sal, entre el pan y el queso, y con su debido toque de mantequilla, todo un delicioso exceso.

El sitio me encanta, desde el saludo bonachón, hasta el adiós con sabor a “nos vemos pronto”.

Confieso que no le hice caso a ninguno y me fui por mi usual macchiato. No me arrepiento, es otra de mis razones para volver.

Ahora, quiero que ustedes vayan. Desayunen, almuercen o cenen. Hay para todos.

Los invito a ser parte de este grupito tan bonito, tan amante del café. Entre más diferentes, mejor. Me encanta eso, lo que somos: una comuna.

Hasta el siguiente espresso,

María Silvia

elblogdemariasilvia.wordpress.com

*Comuna Café se encuentra ubicado en la Av. principal de Ceibos, local #408. Atención de martes a domingo. Más información en su instagram: @comunacafe.