Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

Esperaron hasta tres horas, con tal de viajar

La idea era llegar a Portoviejo para luego tomar otro bus a Crucita. El viaje, en total, debía tomar entre cuatro y cinco horas.

Sin embargo, para Alicia Zambrano, su esposo e hijos, la experiencia se alargó con tres horas debido a la afluencia de viajeros que escogieron las rutas manabitas como destino.

En total, según los datos de la terminal terrestre de Guayaquil, 460.000 salieron desde sus instalaciones hacia distintos destinos del país.

Algunas provincias, sin embargo, captaron mayor atención de parte de los turistas, especialmente Santa Elena, Manabí y Azuay. Las taquillas que ofertaban pasajes para estos destinos estuvieron copadas desde las 08:00, y las filas continuaron creciendo hasta cerca del mediodía.

Para cuando Zambrano llegó hasta el lugar, a las 08:30, la fila para los buses de la compañía Rutas Portovejenses llegaba hasta el área de locales comerciales de la terminal y un total de doscientas personas esperaban para adquirir un pasaje.

“Este ya es un mal de todos los años. Nosotros pensábamos salir a las siete, pero cuando uno tiene niños las cosas a veces se complican”, comentó.

Aproximadamente una hora y media pasaron antes de que esta pudiera obtener los boletos. Sin embargo, al hacerlo notó que la espera solo se alargaría, pues los buses que salían del lugar estaban ya vendidos y los pasajes disponibles eran para las once de la mañana.

“Llegaremos en la tarde. Es un día casi perdido”, añadió.

Natan Quichimbo, en cambio, echó la culpa de su atraso a la cooperativa Alianza, que empleó una negativa a la venta anticipada de boletos para su Cuenca natal.

Este arribó a la terminal terrestre junto con su esposa e hija pasadas las 09:30 con la intención de estar en dicha ciudad a más tardar a las 13:00.

Pronto les fue aparente que esta hazaña sería imposible. Desde las 07:30, la boletería de dicha cooperativa contaba con largas filas. Pese a que sus buses cuentan con espacio para más de cuarenta personas y salen cada media hora, estos no se daban abasto.

Guardias de la entidad así como miembros de la Policía Nacional debieron patrullar constantemente por la zona, evitando posibles grescas.

Como Quichimbo, eran varias las personas que se quejaban de la disposición de la compañía de transporte.

“Esto no es nuevo. Todos los años es así, debieron prever que esto iba a pasar y dejar que la gente compre los pasajes el viernes. Si ya todo se les llenaba, entonces se les llenaba, pero evitaban este problema y las colas tan molestas”, dijo Rosa Sangñay, quien también es oriunda de la capital azuaya.

Pese a esto, tanto ella, como los Quichimbo decidieron esperar con tal de llegar, aunque sea tarde, a su destino.

Para Edward Macentosh y su novia Yamilé Cárdenas, no obstante, la multitud no fue causa de alarma, sino motivo de una aventura.

Los jóvenes se dirigían a Cuenca, pero al ver la larga espera a la que se enfrentaban decidieron cambiar de destino.

“Lo que queremos es conocer. Y si va a haber tanta gente allá, mejor nos vamos a otro lado”, dijo entre risas.

Riobamba, una de las ciudades con menor demanda fue la opción que eligieron.