Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

La espectacularidad reina en este carnaval

El carnaval de Río de Janeiro llegó a su momento cumbre ayer, al unir la juerga espontánea de las calles y la espectacularidad de los desfiles de las escuelas de samba que se adueñaron del sambódromo desde la mañana. Hubo seis escuelas de samba, cada una con entre 3.200 y 5.000 bailarines y músicos disfrazados y una docena de carrozas con decoración fastuosa. Los integrantes de las escuelas de samba, en su mayoría personas humildes de las favelas, se dedican todo el año a preparar los llamativos disfraces y las carrozas grandiosas que exhiben durante cerca de 20 minutos, el tiempo que les cuesta atravesar cantando y bailando los 720 metros de ese escenario brasileño. Otros países también encendieron su carnaval. La danza de la “Diablada” abrió el festival folclórico de Oruro, la mayor fiesta de Bolivia y patrimonio de la Unesco, en el inicio de carnaval y en medio de una huelga de choferes que afectó el flujo turístico. La festividad, patrimonio oral e intangible desde 2001, dio paso a la famosa danza que recrea la lucha entre el bien y el mal, entre los demonios y el arcángel Miguel, en honor a la Virgen del Socavón, patrona de Oruro, en una celebración católica-pagana. Cerca de 35.000 danzarines y 10.000 músicos, agrupados en 52 conjuntos, participan en el carnaval de Oruro, por unas 18 horas en un trayecto de cerca de 3 kilómetros. Mientras, en Venecia se vivió uno de sus momentos culminantes con el “Vuelo del Águila”, que por quinto año consecutivo interpretó y recuperó una antigua costumbre. El “águila” fue en esta ocasión el músico Saturnino, bajista de Jovanotti, que “voló” en medio de la lluvia sobre la plaza de San Marcos. Miles de personas asistieron al descenso del músico desde el campanile, colgado de un cable.