Actitud. Al mal tiempo buena cara, dijo esta familia que -con una sonrisa- prefirió no desesperarse.

Esmeraldas regresa a las calles por replicas

Once sismos seguidos desataron pánico entre los habitantes de Esmeraldas, que -aterrados ante los sacudones- decidieron pernoctar en las calles.

El sobresalto comenzó a las 23:40 del martes, cuando un sismo de mediana intensidad despertó a la población.

“Yo estaba durmiendo en bata, pero me cambié de ropa y me puse pantalón, ya que el ambiente estaba pesado, como que se podía sentir que algo iba a pasar”, comentó Nicol Sabando, quien decidió mantenerse despierta toda la madrugada.

Colón Chica, un artesano dedicado a la carpintería y que tiene su taller en el barrio Santas Vainas, también salió a la calle. Él y su familia estuvieron diez minutos en la acera. Luego regresaron para continuar durmiendo, cuando empezó lo que él llama “la pesadilla”.

A la 01:15 de ayer, la tierra volvió a temblar. El movimiento, que tuvo como epicentro la ciudad de Esmeraldas, sacudió muy fuerte las casas durante pocos segundos. Lo suficiente para que la gente salga nuevamente a las calles.

El evento tuvo una magnitud de 4,1, según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica.

“Fue fuerte”, decía doña Carel, vecina del artesano. “¡Hasta cuándo Dios mío!”, exclamaba Consuelo, una profesora de secundaria que presa de los nervios buscaba información sobre la suspensión de clases.

Había pasado apenas cuatro minutos cuando ocurrió el temblor más fuerte. A la 01:19 todo empezó a temblar violentamente. “Era como si hubiese una aplanadora debajo de nuestros pies”, dijo Chica.

El evento tuvo su epicentro a 9 kilómetros al oeste de Esmeraldas, con una magnitud de 4,9.

Según el Geofísico, se trató de un sismo superficial que fue sentido en Esmeraldas, Atacames, Quinindé, El Carmen, Portoviejo, Pedro Vicente Maldonado, La Concordia, e incluso en algunos sitios de Quito.

Y las réplicas que siguieron hasta las 06:10, aunque con menor magnitud, asustaron aún más a los esmeraldeños.

Unos optaron por dormir en los vehículos, otros en la Plaza Cívica; en los barrios del sur, la gente acudió al parque de Codesa con sábanas y almohadas. También buscaban protegerse de un intenso viento que empezó a soplar.

La tierra siguió temblando, pero la mayoría decidió regresar a sus casas, con la salida del sol. Una hora y media después empezó a llover.