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Otro escandalo mas

La ciudadanía consciente del Ecuador y que, por lo tanto, conoce el rol que desempeña en la vida del país, empieza a demostrar evidentes signos de descontento por la serie sucesiva de acontecimientos que tienen entornos delictivos, perpetrados voluntariamente por altos funcionarios del Estado Ecuatoriano. Y su descontento aumenta más aún cuando contempla la lentitud con la que actúan jueces y fiscales, llamados a investigar y sancionar todos estos delitos. Esto no puede tolerarse más.

La lucha contra la corrupción es una lucha de toda la sociedad ecuatoriana contra quienes se apoderaron de los dineros del pueblo, atentando de esta manera contra su seguridad, su salud, y la educación de las actuales y futuras generaciones.

Cada día nos desayunamos con una nueva noticia que desconcierta y espeluzna. Como bola de nieve, la una tapa a la otra sin que se llegue a una total aclaración.

El último acontecimiento que tiene perpleja a la ciudadanía es el que se relaciona con la actuación de la vicepresidenta de la República, a quien se le atribuye haber ordenado que se depositen en sus cuentas bancarias personales, valores que se afirma eran “contribuciones voluntarias” de los afiliados a Alianza Bolivariana Alfarista, para con esos fondos llevar a cabo las actividades partidistas; por un lado, y por otro, por haber solicitado dinero para extender nombramientos dentro del presupuesto nacional a militantes de su partido, cuando era asambleísta, conforme consta de la declaración juramentada que uno de ellos ha formulado ante notario público.

Como es lógico suponer, este nuevo escándalo tiene contornos muy graves, porque a la par que se ha iniciado una investigación previa en su contra por estos hechos, la Asamblea Nacional intenta, de acuerdo con la Constitución de la República, llevarla a un juicio político.

Todo esto desestabiliza a un régimen que necesita la colaboración de todos los ecuatorianos para que pueda superar las crisis graves que le dejó el correísmo.

La vicepresidenta debe reflexionar y adoptar un actitud que evite esa desestabilización.