
El emperador Akihito quiere dejar el trono
El emperador de Japón, Akihito, confirmó públicamente ayer su deseo de abdicar debido a su avanzada edad y antes de que su salud no le permita ejercer sus funciones con solvencia.
El emperador de Japón, Akihito, confirmó públicamente este lunes 8 de agosto su deseo de abdicar debido a su avanzada edad y antes de que su salud no le permita ejercer sus funciones con solvencia.
En un vídeo grabado en el Palacio Imperial, evitó decir la palabra abdicación porque la legislación de la Casa Real del país no contempla el proceso. Para que el actual emperador ceda el Trono del Crisantemo a su hijo Naruhito, el Parlamento japonés debería aprobar una reforma del marco legal vigente.
“Me preocupa que pueda convertirse en algo difícil para mí llevar a cabo mis responsabilidades como símbolo del Estado, tal y como he venido haciendo hasta ahora”, dijo el soberano nipón, de 82 años.
Se trata de su segundo discurso televisado y dirigido al pueblo nipón desde que accedió al trono en 1989, tras el que realizó a raíz del terremoto y el tsunami que devastaron el noreste del país en 2011. “Hay momentos en que siento varias limitaciones por mi condición física”, dijo Akihito, que descartó solo traspasar algunas competencias a su heredero. “Cuando un emperador enferma... me preocupa que, como ha sucedido en el pasado, la sociedad entre en punto muerto o la situación pueda impactar en las vidas de la gente (...).
Akihito sufre problemas de salud desde que en 2003 se enfrentó a un cáncer de próstata, cuyo tratamiento le creó una osteoporosis. En 2011 sufrió una neumonía y un año más tarde se sometió a una operación de baipás de corazón.
Las funciones de representación del Estado que incumben al emperador son intensas; debe firmar numerosos textos de ley, tratados y otros documentos transmitidos por el Gobierno (un millar el año pasado), asistir a recepciones (270 en 2015), recibir a representantes de Estado extranjeros, etc.
Ahora, será el gobierno de Shinzo Abe el que tenga que abrir un proceso para reformar la ley de sucesión de la Carta Magna que permita al príncipe Naruhito asumir el trono sin que su padre haya fallecido.
Abe dijo que el Gobierno se toma “muy en serio” las palabras del emperador y que se empezará a buscar una vía para que se cumpla su voluntad.
Cuando sucedió a su padre en 1989 al frente de la familia real más antigua del mundo, cuyos orígenes se remontan a 2.600 años, según la mitología, y al siglo VII d.C., según los historiadores, asumió con humildad y sabiduría sus funciones como “símbolo de la nación y de la unidad del pueblo”.
Así lo enuncia la Constitución pacifista de posguerra, que priva al emperador de los “poderes de gobierno”.
La abdicación de Akihito sería la primera en esa línea real desde la de Kokaku en 1817. Sin embargo, en la historia de esta dinastía casi la mitad de los 125 ocupantes que hasta la fecha ha tenido Trono del Crisantemo abdicaron en vida.