Luis Alfredo Juez embajador de Argentina en Ecuador.

El embajador lenguaraz

No es la primera vez que el diplomático argentino en Ecuador provoca polémica. Su experiencia es política, no diplomática.

Es reincidente. El embajador de Argentina en Ecuador, Luis Alfredo Juez, es conocido por su forma muy abierta y sin reparo de expresar sus opiniones ante los medios de comunicación. Una reciente declaración, que pone en duda los hábitos de aseo personal de los ecuatorianos y que le costó un ‘halón de orejas’ de la Cancillería nacional, no es la primera que levanta alguna polémica.

El diario Clarín de Argentina, en una publicación de junio de 2011 en su sección deportiva, describe a Juez como una persona que tiene “en su haber un cúmulo de frases desacertadas que lo metieron en problemas”, esto en relación a una declaración en la que dijo “yo odio a los porteños” mientras conversaba con una radio local sobre un partido entre River Plate y Belgrano, del campeonato argentino.

La misma reseña recoge otra frase del diplomático, hincha del Atlético Talleres, rival del Belgrano, en la que aseguró que este último equipo cordobés es el mejor de “Bolivia”. Tuvo que disculparse.

Y así hay otras frases en el historial del jefe de la misión argentina, quien ya emitió una disculpa a la canciller María Fernanda Espinosa argumentando que su declaración fue descontextualizada. No obstante, esta ya ha provocado indignación en varios ecuatorianos que han manifestado directamente su descontento al diplomático a través de Twitter. El pueblo de Otavalo, inmerso en el impasse, pide declararlo persona no grata (ver nota lateral).

Para el exembajador Mauricio Gándara, las disculpas no bastan. “Lo grave es que ha hecho una ofensa de carácter general. Las disculpas se las pueden aceptar. Ha obrado antidiplomáticamente y debería retirarse”.

Lo que sí queda claro es que la relación diplomática a altos niveles queda disminuida, replica el excanciller José Ayala Lasso. “Tendrá que rectificar mediante una labor que le vuelva a ganar la buena voluntad local o el Gobierno argentino tendrá que tomar medidas para rectificar esta situación”.

Esta es la primera ocasión que una expresión del diplomático provoca un roce con otra nación, ya que es su primera experiencia en el servicio exterior. Juez, de 54 años de edad, tiene una extensa hoja de vida en la política, no así en la diplomacia. Fue dos veces diputado, intendente, candidato a gobernador de Córdoba, senador y, hasta antes de asumir la embajada, fue concejal.

Esta costumbre (también ecuatoriana) de colocar a políticos en cargos diplomáticos, ¿jugó en contra en este caso? Gándara cree que tiene que ver más con educación y no tanto con la experiencia en la política o en el servicio exterior que tenga la persona. Mientras que Ayala Lasso considera que sí hay una relación al no darle la importancia que requiere la diplomacia como una profesión compleja. “El error radica en pensar que cualquiera puede ser diplomático... El embajador ha sido conocido por ser un político de extremada franqueza, adjetivo que lo emplean en su país. En otras palabras, se le fue la lengua y eso la vida lo cobra”.