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Las elecciones en los Estados Unidos

Medios. Ambos partidos gastaron ingentes recursos en la campaña.

Los Estados Unidos celebraron el 6 de noviembre las denominadas elecciones de medio término. Estos comicios serán determinantes para saber cómo podría desarrollarse la segunda parte del mandato de Donald Trump y la fuerza con la que llegará a los comicios presidenciales del año 2020. Unos 250 millones de estadounidenses estuvieron habilitados para votar. Se calcula que nunca se ha gastado tanto dinero en las campañas de los partidos demócrata y republicano; incluso, fuera de lo acostumbrado, el expresidente Obama intervino activamente para impulsar a su partido.

Para estos comicios, los estadounidenses eligieron la renovación de la Cámara de Representantes y un tercio de los integrantes del Senado. A más de varios gobernadores.

El plebiscito. Estas elecciones se las considera como un plebiscito para el partido que está en el poder, pero también para un partido demócrata que estuvo ocho años en el gobierno y luego de creer, hasta en el último minuto, que tendrían a Hilary Clinton como la primera presidenta demócrata, no han levantado cabeza.

Este proceso se presenta en medio de una nueva caravana de migrantes procedentes de Centroamérica que se acerca a la frontera sur de Estados Unidos, un hecho que le ha permitido al presidente Trump endurecer su discurso en torno a la migración, tomando medidas drásticas, como enviar una gran cantidad de tropas para cuidar las fronteras y ha dividido a la opinión pública norteamericana, ya que los inmigrantes legales ven que pueden perder sus empleos, pues muchos negocios prefieren a los ilegales por la poca paga que, generalmente, les hacen. De esta movilización de centroamericanos Trump se ha aprovechado para hacer presionar a los países centroamericanos y al propio México para que eviten las caravanas hasta antes de las elecciones y, por suerte, lo logró.

El optimismo de los demócratas. Los demócratas anunciaron que se venía una ola azul (color de su partido) y que ganarían ampliamente las elecciones, tomando en cuenta a los grupos feministas que, como nunca antes, se habían organizado para votar, así también la gente joven. Además, gran parte de la prensa de los Estados Unidos está contra la política de Trump, especialmente por el vocabulario que usa en sus declaraciones, algo inacostumbrado en ese país.

Por su parte, Trump también trabajó arduamente a favor de su partido, el republicano, teniendo la ventaja de que la situación económica de su país pasa por su mejor momento. Los votos del Senado a favor de los republicanos han aumentado y así compensan la pérdida de la Cámara Baja, desde la cual se puede tomar una buena cantidad de iniciativas para frenar leyes propuestas por el Ejecutivo.

Se puede hablar de un empate. En estos dos últimos años de gobierno lo que se juega es la sucesión presidencial. Trump quiere ser reelegido, aprovechándose de que, hasta este momento, no ha surgido en el partido demócrata ningún candidato.

El problema principal de Trump es que tiene a los grupos más fuertes de la prensa en su contra. Como presidente no ha cambiado su forma de ser y de actuar. Es imposible negar el éxito que ha tenido en el manejo de la política internacional. Con mucha sutileza se manejó para controlar el peligro que significaba Corea del Norte con su armamento nuclear. A Rusia la mantiene luchando contra la Unión Europea y cada vez más se diluye la acusación de la campaña que, dicen, hizo Putin para la derrota de Hillary Clinton.

El estilo de Trump. En cuanto a América Latina, ha preferido tener sus manos afuera, aunque Maduro y el pequeño Somoza nicaragüense culpen a EE. UU. de todos sus males. El método que utiliza en estos casos es congelar los depósitos que tienen los líderes de estos dos países en bancos norteamericanos y sancionar con la prohibición de ingresar al país, a los principales líderes.

En Medio Oriente, las sanciones a Irán ponen a este país en una posición muy difícil. O detiene el afán de poseer su poder atómico, o no puede vender su petróleo. Y por último, China, que tenía invadido el mercado de Estados Unidos con sus productos, deberá equilibrar su balanza con sus ventas o buscar nuevos mercados, que no quedan muchos.

Para los escépticos, nos atreveríamos a sostener que, pese a la aparente derrota de Trump en las recientes elecciones, volverá a ser reelegido. Aunque los demócratas desde la Cámara de Representantes le pueden seguir hasta un juicio para destituirlo, no creo que lleguen a tanto.