Elecciones en EE.UU. y economia global

En EE. UU. se están gestando grandes cambios, en tanto se prepara para elegir un nuevo presidente, un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes en noviembre próximo. El resultado tendrá profundas consecuencias para la política económica estadounidense y para la economía global. Hillary Clinton sigue siendo la favorita para la nominación demócrata, aunque no logra distanciarse demasiado de su opositor socialista, el senador Bernie Sanders. El multimillonario Donald Trump lidera el campo republicano, seguido por el senador provocador de Texas, Ted Cruz, y por el senador Marco Rubio, un conservador tradicional talentoso de Florida. Es imposible saber si estas tendencias se mantendrán En verdad, muchos republicanos temen una contienda que enfrente a Trump con Clinton. Si bien Clinton tiene muchos puntos débiles –los votantes jóvenes, no confían en ella, y puede enfrentar repercusiones legales por manejar información altamente clasificada a través de un servidor de correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado- la desagradable disputa interna entre los republicanos puede ofrecerle una gran ventaja en noviembre. Numerosos republicanos creen que la nominación de Trump les costaría el Senado y la Casa Blanca. En materia de comercio, las ideas de Trump son peligrosas y revertirían décadas de ventajoso liderazgo bipartidario de EE. UU. en materia de liberalización comercial, con importantes aranceles a las importaciones extranjeras. Sanders vitupera contra el libre comercio. Y Clinton ha dado un giro de 180 grados frente a este tema: ahora se opone al oleoducto Keystone XL de Canadá y a la Alianza Transpacífico. También se ha acercado a la postura de Sanders en lo que se refiere a la reforma del sistema financiero, por los ataques que recibió del socialista por aceptar de manos de Wall Street grandes donaciones y honorarios por brindar conferencias, lo que tocó un punto sensible entre los votantes jóvenes. Por otra parte, los demócratas están a favor de una política monetaria laxa, tasas de interés bajas y un dólar depreciado. Los republicanos también se oponen a los rescates, pero les preocupa una política monetaria excesivamente laxa y demasiada discreción para la Reserva Federal de EE. UU. fuera de una situación de verdadera emergencia. Si las presiones inflacionarias aumentan –algo poco probable a corto plazo, pero posible cuando la economía global recupere fuerza-, la respuesta de la Fed será determinante para la estabilidad económica. Los candidatos también difieren, y de manera muy marcada, respecto de sus planes en materia de impuestos y gasto –y, por consiguiente, sus propuestas de déficit y deuda-. Lo mismo ocurre con la reforma de los crecientes costos de la ayuda social, que tienen pasivos no financiados que superan varias veces la deuda nacional. Los republicanos -excepto Trump, que rechaza futuros “recortes” a la Seguridad Social- frenarían gradualmente el crecimiento, mientras los demócratas proponen aumentarlos. Las políticas propuestas por Sanders y Clinton colocarían a EE. UU. más cerca de un Estado de asistencia social al estilo europeo. Pero, como señalan los republicanos, el nivel de vida de Europa occidental es, en promedio, 30 % más bajo que en EE. UU., el crecimiento es más lento, el desempleo más alto y hay crecientes tensiones sociales.

Project Syndicate