Elecciones 2019: a repensar el pais
Un país sin exit poll, sin conteo rápido, sin datos duros sobre la jornada electoral, hasta muy tarde el domingo por la noche. Un Consejo Nacional Electoral sin información y con una página web lenta; tanto que parecía programada para pulir nervios. Ese escenario también estaba anunciado. El CNE no contrató exit poll y la sociedad (aparatos políticos, empresas, medios, organizaciones ciudadanas, casas de sondeos...) no los programaron. Se sabía, entonces, que la información no fluiría rápidamente. Y hasta las 22:00 hubo más rumores que datos.
Todo esto es una consecuencia. Aguas arriba, el país político no vio con malos ojos que hubiese 81.278 candidatos en estas elecciones. Es inverosímil que para ciudades como Guayaquil y Quito haya, respectivamente, 17 y 18 candidatos a la alcaldía. Más inverosímil que Jorge Yunda, nuevo alcalde de Quito, gane con apenas 21 % de los votos. Una situación que se repite en otras ciudades del país; Cuenca entre ellas. Guayaquil es la excepción de un proceso de fragmentación política que tiene que ver con los 280 movimientos y partidos políticos inscritos oficialmente en el Consejo Nacional Electoral.
Esta disgregación, que el correísmo aupó, perfila el mapa electoral que resulta de la elección de este domingo: no hay ningún partido político nacional. Hay presencia regional y, en ese punto el más favorecido, en las primeras horas de escrutinio, parecía ser el Partido Social Cristiano. En los hechos, muchos elegidos no podrán reclamar toda la legitimidad por la escasa representatividad. Que un alcalde como el de Quito gane con apenas 21 % de votos y haya sido elegido prácticamente en un sector de la capital, el sur, traerá seguramente problemas. Todo esto ilustra la crisis del sistema electoral que, seguramente, requiere cambios profundos y urgentes.
Los partidos no salen bien de esta elección. Alianza PAIS se eclipsa y esto no se podrá leer como una derrota política de Lenín Moreno: el presidente no se ha ocupado de ese movimiento y tampoco hizo campaña en esta elección. El correísmo tiene mejores cifras de las esperadas, pero está lejos de aquellas que obtuvo en 2014. No obstante Correa no dejará de leer estos triunfos parciales como un desmentido para aquellos que lo consideraron muerto políticamente. Habrá que esperar los resultados de los candidatos del Consejo de Participación Ciudadana para ver el nivel de maniobra política que tendrá el correísmo en los próximos meses. De todas maneras, el correísmo produjo en esta elección dos alertas. Una: no está muerto y parte del electorado cultiva la nostalgia de la gestión que gozó de los fondos de la bonanza petrolera. Esta es una advertencia para el establecimiento ecuatoriano y para el gobierno de Moreno. Segunda alerta: está dirigida a los candidatos que ya se anotaron a la elección presidencial de 2021: Guillermo Lasso, Jaime Nebot, Gustavo Larrea... Seguramente no tendrán que competir con Rafael Correa. Pero esta elección ha mostrado que el electorado sí premia el cambio en la gestión pública. Esto es visible en Manabí, Azuay, Tungurahua... Y en Pichincha donde la derrota de Paco Moncayo, quien se condujo en la campaña como seguro ganador, produjo una evidente sorpresa. Habrá que ver qué ‘outsider’ propone Correa. El hecho cierto es que Lasso, Nebot y Gustavo Larrea, de persistir en sus intenciones presidenciales, tendrán que reinventarse muy seriamente.
Altísima fragmentación política, trabajo deficiente del CNE y nuevo fracaso de las encuestadoras: tras la elección 2019 hay un país que es preciso repensar.