Ecuador, regiones e interculturalidad

Este es un problema de la realidad física, sociogeográfica y geopolítica del país. Cuando de ella se trata hay que comprenderla tanto en lo físico -litoral, interandina, amazónica y Galápagos (que lleva al Ministerio de Turismo a decir que tenemos cuatro mundos que expresan la diversidad regional del país)-, cuanto en lo social e histórico.

Esta es otra referencia del Ecuador real que no excluye las micro y subregiones. Está más allá de la geografía. Se las explica histórica y socialmente. Se las comprende cuando se las estudia y analiza a partir de la cultura y la diversidad de productos socioculturales que ellas crean, desde ayer hasta hoy.

En este marco y desde esta perspectiva hay un aspecto fundamental referido a las regiones, que tiene que ver mucho con la historia misma del nacimiento del Ecuador como república, cuanto de los avatares que se han dado desde ella a lo largo del tiempo. Son regiones socioeconómicas e históricas antes que geográficas. Esto lo comprendieron y sabían bien los diputados que representaron a los departamentos de Quito, Guayaquil y Cuenca, que decidieron unirse para crear la República del Ecuador en 1830.

En la matriz íntima y última del proceso histórico que crea y teje la nación está este aspecto de nuestra realidad que no se puede negar ni eludir: las regiones históricas. Estas no son solo las físicas, que se perciben y que se aprenden en los textos escolares. Están las otras, también reales, creadas y configuradas en un complejo proceso sociotemporal y que son solo tres. Se refieren a la compleja realidad social que creó la llamada Sierra Centro Norte, cuyo eje era Quito; Sierra Centro Sur, cuya jefatura era Cuenca, y el Litoral, que estaba dirigido por Guayaquil.

Esto dice que Ecuador tiene cuatro regiones físicas, tres sociohistóricas, así como diferentes microrregiones y subregiones que se han forjado a lo largo del tiempo, configurando singulares y dinámicas formaciones socioculturales y simbólicas.

Desde ahí, ellas han dado lugar a una compleja trama de múltiples expresiones interculturales. Por eso la interculturalidad también hay que explicársela desde estas realidades físicas e históricas. Ignorarlas o silenciarlas es no comprender lo que el tiempo ha creado y tejido en esta realidad diversa y cambiante llamada Ecuador.