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El mayor crecimiento lo reportó el sector minero, gracias a proyectos que el año pasado iniciaron su internacionalización.Archivo / Expreso

La exportación poco común oxigena la balanza comercial

En 2020, las exportaciones abonaron en el superávit final. La oferta poco común creció un 16 %, frente a la tradicional (5 %). La minería, los elaborados del mar, la madera, la fruta y conservas, tuvieron buen desempeño

En año de crisis internacional, las exportaciones no petroleras se llevan el mérito de haber crecido lo suficiente (un 9,7 %) para asegurar ingresos y abonar, junto a una baja importación, al superávit con el que la balanza comercial terminó el año pasado: $ 3.239 millones. No obstante, en ese empuje el mayor aporte lo tuvo la oferta no tradicional, con un crecimiento (del      16 %) que, a diferencia de otros años, superó con creces a la tradicional (5,7 %).

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En un reciente informe, el Banco Central del Ecuador (BCE) detalla las cifras de comercio exterior que se preveían: un buen desempeño de las exportaciones no petroleras ($ 14.976 millones), que finalmente ayudaron a amortiguar la caída total de las ventas internacionales afectadas por menores envíos de crudo.

Las exportaciones totales, incluyendo al petróleo, descendieron un 9,4 %, pero fue una caída menor si se la compara con las importaciones (21 %).

3.239 DÓLARESSumó el saldo a favor de la balanza comercial, al cierre de 2020.

Esos casi $ 15.000 millones de ingresos, dice Felipe Ribadeneira, presidente de la Federación de Exportadores del Ecuador (Fedexpor), ayudaron a amortiguar la crisis, pero también dejó varias lecciones. Una de ellas es confirmar que impulsar la venta de productos tradicionales y no tradicionales es una alternativa, real y tangible de solución económica para Ecuador.

“Por ello tenemos que trabajar en crear nuevos productos de exportación y garantizar el acceso de productos a nuevos mercados de destino”, explica Ribadeneira.

De los productos no tradicionales, el que más creció fue la oferta minera (182 % más, ver recuadro), pero también los elaborados del mar, madera, fruta, jugos y conservas.

En un año de crisis y de priorización del consumo, dice Nancy Celi, experta en comercio exterior, Ecuador tuvo la suerte de contar con una gran oferta de alimentos, lo que le permitió asegurar sus ventas. No obstante, dice, un gran pendiente sigue siendo la necesidad de incrementar el valor en la oferta.

Las exportaciones tradicionales, explica, continúan concentrándose en banano y camarón, que juntos el año pasado tuvieron una participación del 85 %. “Y exportar eso está bien, pero los productos primarios son los menos integrados al país. En el caso del petróleo se produce, se extrae, se procesa con el mismo número de empleados, pero no hay mayor integración”.

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De ahí que un desafío para el próximo gobierno debería ser repensar la política de comercio externo. “El banano casi no tiene valor agregado. Antes veíamos harina de banano, ahora ya no. Lo mismo en camarón, hablar de valor agregado es quitarle la cáscara, la cabeza. En cacao, ¿cuánto hemos avanzado en chocolate? Eso mientras países como Perú trabajan en posicionar su cacao como primero en el mundo. Estamos cediendo espacio”, advierte.

Ribadeneira, en cambio, resalta la necesidad de asegurarle a la oferta local nuevos destinos, con la firma de tratados comerciales. Los acuerdos pendientes con Estados Unidos y con la Alianza del Pacífico serán claves en el destino de las exportaciones.

  • LAS IMPORTACIONES

Las importaciones se redujeron en 21% con respecto al 2019. Este comportamiento

se fundamenta principalmente en la caída interanual de compra de combustibles en un 36%, y de bienes de capital en un 23%. La adquisición de bienes de consumo cayó un 16%.