Economía

Un declive silencioso marca presión en el sector bananero

Suma cuatro años consecutivos cediendo terreno al camarón, como la estrella de exportación. El mercado pide reformas urgentes en un 2022 complicado

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El sector bananero estima que en el 2021 se habrían vendido hasta $ 3.350 millones en exportaciones.Archivo / Expreso

El banano ha dejado de ser la primera fuente de ingresos de divisas del país, como producto de exportación no petrolera. Condiciones internas y externas lo han obligado, en los últimos 4 años, a bajarse del podio en el que históricamente ha estado para ceder terreno al camarón, un riesgo de rezago, que es atribuido a la falta de competitividad y que atenta con agravarse en este nuevo año.

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Las exportaciones de banano cayeron 2,5% en 2021

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El 2021 ya esa brecha se amplió, luego de que las ventas de camarón alcanzaran los $ 5.078 millones, muy por encima de los $ 3.350 millones que estiman ciertos gremios del sector; si se lo compara con el año previo, eso podría significar una caída de hasta el 2,5 %, versus el alza del 41 % que tuvo el crustáceo. La crisis logística del año pasado retó a la exportación en general (fletes navieros altos, encarecimiento de insumos), pero a diferencia de la musácea hubo una mayoría que resultó menos afectada. ¿Significa eso que la industria bananera se está quedando de año?Tanto productores como exportadores coinciden en algo: no se trata de ineficiencias del sector, sino de un problema de ingresos.

Para Franklin Torres, presidente de la Federación Nacional de Productores de Banano, la falta de un pago justo ha impulsado    una desinversión que hace que el sector cada vez produzca menos hectáreas/ año de banano, lo que, a su criterio frena los volúmenes de envíos. “Antes producíamos unas 2.000 cajas y hoy lo que se calculan son 1.600 y eso es una respuesta a los bajos ingresos que tiene el agricultor”, dice. Para Torres esa mala paga se da por la manipulación de precios que hay en el mercado, pero los exportadores aseguran que responde a condiciones externas e internas que afectan al sector y que han hecho que año a año la fruta se encarezca y sea menos atractiva para su compra. 

El año pasado influyó el alto costo de insumos, pero a ello, dicen, hay que sumar el fuerte control y la alta carga impositiva que por años viene arrastrando la industria, una condición que, aclara José Antonio Hidalgo, presidente de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE), no la tienen otros sectores productivos. “Tenemos una Ley de Banano que regula los precios que otros sectores no tienen, tenemos que pagar impuestos mensuales por las ventas (lo que equivale a tener que aportar $ 470 millones), y a eso se suma también una fuerte inversión en medidas de seguridad. Manejamos el 66 % de la logística de contenedores, lo que nos expone a varios factores y nos obliga a protegernos más”, dice.

Otros sectores forjan su futuro planificando con libertad, no sucede lo mismo con el banano.

Juan José pons
Asesor bananero ante el Ejecutivo

Todo lo expuesto, coincide Richard Salazar, presidente de la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano (Acorbanec), es lo que ha generado que el costo de la caja de la fruta siga incrementándose: $ 9,5 versus los $ 8,5 de la oferta internacional. “En nuestros destinos ya hay una pelea de precios, impuesta por los supermercados que ponen las condiciones de juego. Otros países han aceptado valores más bajos que nos han complicado también a nosotros”, dice Salazar, quien explica que esta situación ha llevado al banano a perder espacio en mercados maduros. “Europa y Estados Unidos hace 25 años representaban más del 95 % de los destinos, ahora no llegan ni al 40%”. Así, dice, se ha venido desplazando a la fruta, obligándola a buscar otros mercados como Rusia, Europa del Este, África, donde la competencia aún no está, pero donde hay menos rentabilidad.

Este año, el panorama es igual. Importadores y exportadores siguen en una disputa de precios (los primeros no quieren asumir el incremento de costos) que ha frenado el avance de firmas de contratos. Apenas ha logrado finiquitarse un 35 % cuando en condiciones normales, dice Salazar, se llega al 60 %. Eso, señala, no impide que se exporte la fruta porque el mercado se está viendo obligado a vender a precios spots, la modalidad con el que se comercializa el 50 % de del banano a nivel global. “El problema es que vender a precio spot nos hace caer en una irregularidad, porque la Ley de Banano nos obliga a firmar contratos”.

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Juan José Pons, quien fue designado como el asesor bananero del Ejecutivo, indica que uno de sus objetivos de este nuevo año es plantear la derogación o la flexibilización de esta ley creada en 1996, que es altamente punitiva y que limita el crecimiento de la industria. No solo prohíbe nuevas siembras, sino que establece patrones en precios y formatos de cajas, tiempos de pago que hacen un “viacrucis” ingresar a otros mercados. “China apenas es el 4 %, Corea lo hemos perdido y el japonés igual. Son mercados enormemente exigentes con una cantidad de requerimientos que por la ley se vuelve inaplicable”.

La derogatoria en la Ley de Banano está en la mira, pero es un proceso que, reconocen, podría demorar, por ello el sector pide al Gobierno medidas más urgentes para mejorar su competitividad en este nuevo año. Una de ellas está en la propia Ley de Simplificación Tributaria. El sector lleva dos años esperando un reglamento para aplicar la devolución automática de impuestos.