Imagen referencial. Esta enfermedad combina varios transtornos como la bulimia o la anorexia y el consumo excesivo de alcohol.

Ebriorexia: cuando dos males se juntan

También llamada drunkorexia, se trata de una afección que combina varios trastornos como la bulimia o la anorexia y el consumo excesivo de alcohol.

Fernando —un guayaquileño de 25 años que prefiere no dar su apellido— recuerda que cuando tenía entre 18 y 20, bebía todos los fines de semana. A su alcoholismo social se sumaba otra factor que empeoraba las cosas: en su afán por no engordar y no dejar de beber, prefería sacrificar sus comidas.

La costumbre que tenía Fernando en esa época, es en realidad una enfermedad bautizada como ebriorexia.

También llamada drunkorexia, se trata de una afección que combina varios trastornos como la bulimia o la anorexia y el consumo excesivo de alcohol.

La clínica española especializa en adicciones Centré Can Rosselló, explica en su sitio web que quienes padecen de ebriorexia, dejan de comer para compensar las calorías que obtienen al ingerir alcohol.

Según cifras de ese centro de adicciones, la drunkorexia es más frecuente en las mujeres que en los hombres, y suele ser común en personas jóvenes, de entre 18 y 30 años de edad.

Fernando recuerda que cuando salía con sus amigos, aunque todos comieran algo, él prefería únicamente beber. “Por ejemplo, si sabía que esa noche iba a ‘chupar’, dejaba de desayunar o almorzar”, cuenta. Eso provocaba, además, que se emborrachara más rápido que otros.

Victoria Osborne es una de las académicas que popularizó el término a nivel internacional. La actualmente profesora de la Sacred Heart University, publicó un estudio titulado “Patrones alimenticios desordenados y mal uso del alcohol en los estudiantes universitarios: ¿evidencia de ebriorexia?”.

En la publicación, explora las características de este desorden y habla sobre lo común que es en Australia.

Pero aunque no existen cifras específicas sobre esto en Ecuador, Fernando cree que es una práctica entre algunos jóvenes del país. Pues, aunque él luego tomó conciencia de que lo que hacía en esa época no era correcto, asegura que actualmente “es algo común”.

“Pero la gente que lo hace aquí no conoce que es una condición y que tiene incluso un nombre. Yo no lo sabía”, agrega.

Según Osborne, una de las consecuencias de este trastorno es que priva al cerebro de una nutrición correcta. Eso, mezclado con el alcohol, puede provocar problemas cognitivos a corto y largo plazo. Entre ellos, dificultad para concentrarse y para tomar decisiones.

Pero también hay secuelas físicas, como el daño de los órganos a temprana edad.

Una publicación de diario El País, cita a expertos que aseguran que la drunkorexia tiene causas relacionadas a la civilización moderna y conjuga varios causales, que van desde lo experiencial hasta lo biológico.