
Doce mil voluntarios, la parte visible de la entidad
Desde los inicios de la Cruz Roja Ecuatoriana, el voluntariado ha sido un factor fundamental en el funcionamiento de la institución.Esta nació en Guayaquil en abril de 1910, en medio de una amenaza de conflicto armado con Perú. Entonces, médico
Desde los inicios de la Cruz Roja Ecuatoriana, el voluntariado ha sido un factor fundamental en el funcionamiento de la institución.
Esta nació en Guayaquil en abril de 1910, en medio de una amenaza de conflicto armado con Perú. Entonces, médicos guayaquileños y demás ecuatorianos se organizaron para formar parte de la primera brigada de socorristas voluntarios, acudiendo de manera inmediata a la frontera para ayudar a salvar vidas.
Poco a poco ha ido constituyendo entidades filiales dentro del país, convirtiéndose en una de las más importantes.
Ahora cuenta con 24 juntas provinciales y con unos doce mil voluntarios que colaboran en los programas operativos como en Gestión de Riesgos y atención de emergencias y desastres (GRED); Principios Fundamentales y Valores Humanitarios; Salud y desarrollo comunitario y juventud.
Con el característico uniforme blanco o azul y el símbolo internacional de la cruz roja en el pecho o la espalda, los voluntarios conforman no solo la parte más visible y conocida de la entidad, sino también la expresión de su objetivo de proporcionar apoyo o socorro a quienes lo necesiten.
“Es un trabajo que se desarrolla dentro de las comunidades, fortaleciendo las estructuras del voluntariado y que paulatinamente ha ido evolucionando ante los diferentes eventos adversos presentados de índole natural, humana y de condición social”, explica el psicólogo Ricardo Rosado, quien ha sido testigo de los cambios que ha tenido la organización.
Rosado ingresó en el 2006 como voluntario, cuando tenía dieciséis años. A partir de entonces empezó a descubrir la verdadera labor de esa entidad y a sentir que servir a los necesitados era su vocación.
Luego fue preparándose, adquiriendo habilidades de liderazgo y fortaleciendo otras que ya poseía, y participando en proyectos que le sirvieron en su desarrollo profesional.
Después de tres años en el voluntariado empezó a estudiar Psicología. Con esfuerzo y dedicación obtuvo un espacio de trabajo remunerado en función a su récord y a los objetivos alcanzados. Poder ayudar a cambiar una vida es el hecho más gratificante para el coordinador provincial de voluntarios de la Cruz Roja del Guayas.
A su criterio, el voluntariado es una oportunidad de participación social, por eso sus integrantes forman un elemento básico en la institución. Esto también implica un proceso de desarrollo personal.