Los distintos escenarios de la reconstrucción

Los distintos escenarios de la reconstruccion

El Valor Agregado Bruto (VAB) es una cuenta macroeconómica que mide la producción de cada actividad o sector en una economía. Manabí tiene un VAB de $ 5.613 millones y Esmeraldas, de $ 2.226 millones.

El fatídico terremoto que devastó zonas en las provincias de Manabí y Esmeraldas le sumó otra angustia a la economía ecuatoriana.

El presidente Rafael Correa lanzó un número muy preliminar sobre el costo de ese desastre. “Calculo entre 2 y 3 puntos del Producto Interno Bruto”, dijo apenas dos días después de aquel 16 de abril o 16A. En números redondeados, si la economía tuviera un tamaño de 100 mil millones (porque el PIB nominal ha caído), eso se traduce a entre 2.000 y 3.000 millones de dólares. Pero esa cifra ya tiene contrapuntos.

Manuel González, PhD en Economía, hizo sus estimaciones y las rebaja a una franja de entre 550 y 660 millones de dólares. Él estima esas cifras al mezclar en una licuadora de econometría (mix entre economía y estadística) un puñado de variables: población y área del país, número de muertos, PIB per cápita y real, según los consejos del BID. “Este costo no incluye la producción perdida por la pérdida de recursos productivos”, advierte González.

La fórmula de Gonzalo Sánchez, otro PhD en Economía y profesor de la Espol, para conocer la dimensión económica de los daños, según explica, consiste en sumar dos componentes. Por un lado, el costo del stock de bienes del sector público y del privado afectados, más toda la producción potencial que se paraliza por el siniestro. “Lo que se dejó de producir”, según la proporción del detrimento.

Sánchez dice que la primera parte (hacer el inventario de lo que se debe volver a construir o reconstruir y su valoración) es relativamente fácil. Ahí le toca al Ministerio de Obras Públicas hacer un balance del estado de las carreteras y otros de sus bienes, por ejemplo. Lo segundo, indica, es lo más difícil de medir, pues para estimar esos valores habría que esperar las estadísticas de lo que se conoce como valor agregado para los años 2016 y 2017.

Para Sánchez, hablar de 2 o 3 puntos del PIB es “bastante”. Pero, de ser así, “estoy seguro de que se están haciendo estimaciones más precisas”. El costo del siniestro afectará a una economía que, por lo menos, se ha estado enfriando (no está creciendo como antes). Sin embargo, aunque en el corto plazo hay efectos negativos, en el largo se dinamizará la economía por la reconstrucción.

Hay otra cifra que sirve de referente. El United States Geological Survey indica que hay un 82 % de probabilidad de que las pérdidas por un terremoto no superen los 1.000 millones y menos del 1 % del PIB.

Justo la última que hay al respecto es la de 2014. Según el Banco Central de Ecuador, juntas Esmeraldas y Manabí generaron 7.784,01 millones de dólares. Manabí es una economía cuyo mayor peso recae sobre los hombros de Manta y Portoviejo. La construcción es la actividad que más aporta a la economía portovejense.

La agricultura y la ganadería, en cambio, se ubican en el quinto lugar. Manta enfoca sus actividades en el comercio y la construcción. Luego le siguen, en su orden, transporte y comunicaciones, manufactura y agricultura, ganadería y pesca.

Esmeraldas tiene su fuerte en dos cantones: Esmeraldas ($ 1.023 millones) y Quinindé ($ 735 millones). Muisne apenas generó $ 73 millones.

Eddy Sanclemente, PhD en Geofísica, habla de que el sismo del 16A afectó a un área similar a la zona perjudicada hace 74 años. Aunque todavía “no se puede definir eso hasta que no paren totalmente las réplicas, corresponde a la zona en la que ocurrió el terremoto de 1942, es decir aproximadamente 200 kilómetros”.