Discapacidad y solidaridad social

Hoy es el día mundial de los discapacitados, de ese sector de hombres, mujeres, niños y ancianos con historias de sufrimiento y exclusión física, socioeconómica y cultural. Junto a esto hay una dificultad de comprensión social para saber que la discapacidad no es minusvalía, defecto y razón de exclusión humana. Es un proceso-producto físico y social. Pero, más psicocultural que sufren millones de personas en el mundo y en el país.

Si el factor racial y étnico tiene una historia de exclusión, vejamen y sufrimiento, más grave, intensa y extensa es la que sufren los discapacitados. Por eso este día internacional, declarado por la ONU en 1992, debe servir para que la sociedad ecuatoriana pase de la visión superficial de la discapacidad a una verdadera comprensión de ella y sus efectos.

Su realidad y la decisión de reconocer derechos a los discapacitados han resultado socialmente positivos. Puesto que ha permitido crear espacios de sensibilización y comprensión de su realidad. Además, ha llevado a que diferentes gobiernos del mundo tomen mayor conciencia de este hecho para conducirlos hacia la implementación de políticas y programas de atención hacia todas las personas que tienen algún tipo de discapacidad. Para ello se realizan acciones positivas en los ámbitos: económico, social, laboral, cultura, psicológico, etc.

En el país las personas que viven esta situación, según estadísticas oficiales, son 415.500. El 22 % vive en Guayas. Los beneficiarios del bono Joaquín Gallegos Lara son 18.938; Guayas registra 3.359. En cuanto a su grado esta se presenta como: grave 35 %; moderada 28 %, muy grave 20%, leve 18 %. En cuanto al tipo de ella; las cifras dicen que hay 47 % con física, intelectual 22 %, auditiva 13 %, visual 12 %. Esta es la realidad numérica de la discapacidad en el Ecuador.

Por esto, qué mejor que ir hacia el mundo y las palabras de ellos. Ya que es bueno recordar lo que dicen personas que la tienen: “No estoy en desventaja por mi condición. Estoy físicamente desafiada y capacitada de forma diferente” (Janet Barnes). Pues “No tengo una discapacidad, tengo una habilidad diferente” (Robert M. Hensel).

Actualmente el desafío para la ciudadanía es saber reconocer esta realidad y tomar una actitud no de pena y compasión sino de comprensión efectiva y solidaridad social.