Dinero electronico

La atención ciudadana se ha centrado en la implementación voluntaria del “dinero electrónico” a través del Banco Central, de manera exclusiva, con opinión de expertos y neófitos en favor y en contra, convirtiéndose el tema en un distractor de los graves problemas que afectan al país.

Considero inadecuada su denominación. No se trata de dinero electrónico, pues no crea otra moneda de curso legal; es “un medio de pago electrónico” que no es nada nuevo. Su funcionamiento es el mismo que el de una tarjeta de débito.

El titular del Banco Central ha expresado que no debemos desconfiar de su implementación, poniendo como ejemplo de su efectividad el pago de los sueldos de empleados por transferencia interbancaria. Claro que el ejemplo no es aplicable, pero es verdad que ya existe en el país. También dijo que los depósitos estarían respaldados por los “activos líquidos”, lo que según él significa que su equivalente en moneda debería estar a disposición de su beneficiado lo más pronto posible, en días o un mes, lo que resulta diferente al dinero efectivo de canje inmediato.

El meollo del tema no es si ya existe o si es legal o ilegal, esto estaría fuera de discusión, pero parece que es el argumento clave de sus defensores. La crítica de la oposición radica en el ente monopólico de ejecución y la forma de respaldo del medio electrónico de pago. Al determinarse que solo el Banco Central será el ejecutor del proyecto y que los depósitos estarían garantizados por los “activos líquidos”, existe el temor de que esos depósitos en efectivo puedan ser utilizados por el Gobierno para otros fines diferentes, ocasionando una emisión inorgánica de moneda electrónica para el cumplimiento de pagos, lo que como política monetaria pondría en peligro la dolarización. Bien haría el Gobierno en desmonopolizar su operación para que sea manejada por toda la banca legalmente constituida y que su respaldo de pago sean los depósitos efectuados en moneda de curso legal de disposición inmediata, como se concibió inicialmente el proyecto. Eso eliminaría las dudas y la desconfianza.

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