El dialogo abierto con nuestros hijos versus los juegos macabros en las redes

Facundo Cabral dijo “Podrán matar al hombre, pero al poeta jamás”. Esta frase nos ayuda no solo a valorar el legado de sus poemas como tal sino también facilita la comprensión de que la ausencia de una persona en el mundo terrenal no es garantía de exterminio de la obra realizada por el individuo y, lo más relevante, continúe e incremente adeptos a su causa.

Un caso que se concatena a la frase citada es el de Philip Budeikin, autor del juego “ballena azul”, quien se suicidió el 10 de mayo. Su fallecimiento no fue suficiente para detener los suicidios juveniles promovidos en redes sociales.

El reciente 8 de este mes, el presidente ruso, Vladímir Putin, promulgó una ley que impone penas de hasta seis años de prisión a quienes induzcan al suicidio a menores de edad a través de las redes sociales. Estos “grupos de muerte” habrían empujado a mas de un centenar de chicos a quitarse la vida.

El juego de la “ballena azul” visualiza la reflexión oculta que algunos padres de familia no desean ver y menos comprender, esto es, que el tiempo de calidad que incluye diálogo abierto y atención a nuestros hijos jamás será compensado con la abundancia de regalos.

Si formamos seres humanos estables emocionalmente, no habrá droga ni ballena ni pulpo que los atrape.

Ing. Isabel de Cordovez