Panorama. Así aparecía el estero a una semana del derrame. El combustible seguirá afectando la zona mientras el manglar aparezca pintado de negro.

El derrame silencio la vida marina en un tramo del Salado

1,8 kilómetros es el área que quedó afectada por el derrame de 1.500 litros de fueloil.

Hubo necesidad de evadir los dos cercos flotantes para que la embarcación, un yate de mediano tamaño, se adentrase a la zona cero: los 1,8 km del estero Salado afectado hace 12 días por un derrame de fueloil.

La misión de la embarcación era la del traslado de dos especialistas estadounidenses en el tema de la remediación de cuerpos de aguas que arribaron la tarde del viernes pasado invitados por representantes del comité de vecinos de la urbanización Puerto Azul, aledaña a la zona afectada.

Los visitantes esperaban volver a su país la mañana de ayer. Antes, se habían comprometido en entregar a los representantes del comité de vecinos el informe en el que se detallarían los resultados de la observación durante el recorrido y una lista de recomendaciones sobre acciones posibles a ejecutar.

“Qué se debe hacer y qué no se debe hacer. Lo dejaremos por escrito”, dijo Clinton Williams, gerente técnico de la compañía T & T Salvage, con asiento en Houston (Texas, EE. UU.), quien alega que fue parte del equipo que estuvo a cargo de los trabajos de remediación en Luisiana, por los estragos que provocó la explosión de la plataforma Deepwater Horizon en abril de 2010.

Cerca de dos horas duró la incursión a ese sector del estero. Un equipo de Diario EXPRESO fue invitado por el comité de vecinos a acompañar el recorrido por el estero.

Para que la embarcación llegase hasta el área afectada, no necesitó sino de ir buscando los pasos que dejan abiertas las barreras flotantes de contención. Mientras más se avanzaba por la zona afectada, el estero se iba sumiendo en silencio.

“No hay aves. Por lo común, esta parte del estero suele estar llena de patos, garzas y otras aves”, dice el capitán del yate.

Una iguana se agarra de las ramas de un árbol de mangle que aparece semipintado de un negro azabache.

A esa hora, la marea no había subido, por lo que se evidencia el nivel que alcanzó la marea aquel jueves del accidente. “El combustible aún aparece vivo en el manglar”, dice César Corcuera, otro de los especialistas. “El daño es grave y lo que es peor, no hay que esperar que se lo recupere en un 100 %”.

Evidencias de un daño

El recorrido por el tramo afectado descubrió algunas cosas de las que los técnicos estadounidense tomaron apuntes.

- Las debilidades del cerco. Dejan espacios abiertos en los extremos. Hay escape de combustible.

- Labores suspendidas. A las 10:20 del sábado, nadie laboró en la zona afectada.

- La pérdida del color. Es uno de los primeros efectos que evidencia la contaminación: las hojas del mangle se tornan amarillentas.

- Material suelto. Trozos de las barreras flotantes aparecen desperdigadas y abandonadas por varios sectores del estero.