No deje para mañana lo que pueda disfrutar hoy

No deje para manana lo que pueda disfrutar hoy

Existe una vieja costumbre por guardar. A veces por meses o años, cosas con etiquetas o de lujo duermen en cajones y dentro de un estante esperando el “mejor momento” para utilizarse.

Existe una vieja costumbre por guardar. A veces por meses o años, cosas con etiquetas o de lujo duermen en cajones y dentro de un estante esperando el “mejor momento” para utilizarse. Se economiza el mejor perfume, la mejor vajilla no se saca hasta Navidad o se intenta no usar los zapatos favoritos a diario, todo por miedo a gastarlos, dañarlos o no poder exhibirlos en un futuro ante los demás.

Un hábito que expertos invitan a reflexionar, pues es como si nuestro mejor “yo” lo guardáramos para otros.

Daniela Santos, máster en Psicología Clínica, argumenta que el cerebro humano está genéticamente programado para pensar en el mañana. Y uno siempre está buscando la validación de los demás. “Compramos algo lindo, pero no lo utilizamos hasta que alguien más nos dé el reconocimiento que buscamos. Pensamos en la fiesta que vaya más gente para ponernos el mejor outfit. Nos ponemos el perfume más rico, pero no para nosotros olerlo, sino para que otras personas te digan lo rico que hueles”, ejemplificó la psicóloga.

Un patrón de conducta al cual la mayoría está acostumbrado, el poner su felicidad y satisfacción en las manos de otros, cuando debería ser por agrado propio cualquier decisión que se tome, opinó la profesional, pues en el caso de que no termine ocurriendo lo que uno espera, vienen las consecuencias, como frustración, ansiedad, decepción o estrés.

Para vivir una vida más satisfecha, aconseja Santos, se debe vivir el presente, comenzando por trabajar, arreglarse y lucirse por uno mismo, que es lo que lo hará sentir feliz.

Annabelle Arcos, psicóloga clínica, añade que esta costumbre de “reservar” los objetos para un mejor momento se lo lleva en el inconsciente. Y coincide con la profesional que lo importante y especial es vivir y preocuparse por lo actual, pues uno nunca sabe lo que puede suceder después. “Cada día es una ocasión especial y debemos disfrutarla, porque usted, yo y nadie sabe lo que va a pasar en un futuro”, definió y advirtió que si es de las personas que solo se preocupa por el trabajo, la herencia para sus hijos o el magnífico evento que se viene, puede olvidarse de disfrutar lo único que se tiene, el aquí y el ahora, comentó. Pues es mejor sorprenderse a que venga un tsunami de cosas que no esperaba y no cumplan con su expectativa.

Asimismo, explica que el perfil de las personas que prefieren guardar lo mejor para el último, deben hacer un viaje interior y antes de que llegue un acontecimiento fuerte en sus vidas, entiendan que no todo es perfecto y que la vida se disfruta hoy. “Cada día que abrimos los ojos ya es una ocasión especial, y por ende sin ninguna razón exclusiva debo ponerme mi mejor perfume, mi mejor vestido, con actitud para disfrutar la vida y gozarla”, concluyó Arcos.

Este hábito de reservar las cosas materiales inició de nuestros abuelos y tatarabuelos, aclaró el sociólogo Carlos Tutivén, pues tenían la costumbre de ahorrar y guardar para los tiempos de precariedad económica.

Además, una tradición que viene de la clase media de Europa, donde distribuyen los objetos, uno de uso diario y otro para celebraciones o eventos importantes del fin de semana, comentó Tutivén. Como cuando llegan los padres de la novia, se usan los cubiertos de plata, se sacan los forros de los muebles, se mandan a lavar las cortinas y se guarda la mejor camisa para el domingo.

Sin embargo, esta práctica cada vez más se disminuye en el mundo, ya que argumenta que los nacidos a partir de los 90 son de la época de la satisfacción inmediata. “Es la generación consumista que compra y usa al instante”, pues si adquieren un bien material como una computadora o vestuario se desesperan por usarlo hoy, aquí y ahora.