Por que deja morir al HLBG, presidente

Desde el año pasado, los ecuatorianos presenciamos la batalla diaria que por falta de recursos mantiene el Hospital de Niños León Becerra de Guayaquil (HLBG), para seguir atendiendo a la población más vulnerable de todo el Ecuador. Es el único hospital en el país que a través de las misiones humanitarias extranjeras se dedica a dar solución a los discapacitados que son quienes ocupan las primeras líneas en los discursos presidenciales, pero que en la práctica se archivan en el sótano, porque el Estado no las atiende en volumen, ni en calidad, como lo hace el HLBG.

Las misiones humanitarias que atienden labio leporino, paladar hendido en niños, estrabismo y cataratas en niños y adultos, deformaciones en manos y pies, reconstrucciones maxilofaciales, etc., son aquellas que encontraron acogida con calidad, calidez, humanismo, profesionalismo y honradez, en el Hospital de Niños León Becerra de Guayaquil (HLBG).

A la cruzada en favor del HLBG se han sumado AER-G; asambleístas, editorialistas, etc., todos levantando su voz a favor de una institución con más de 112 años de servicio a Guayaquil y al país entero; el resultado: silencio e indiferencia presidencial absoluta.

El problema del HLBG es económico, la solución es política. Ante la emergencia económica del HLBG, que se traduce en emergencia en la salud de la población discapacitada del país, el presidente de la República, Lic. Lenín Moreno, está facultado para ordenar que, por una sola vez, se entregue al HLBG el dinero suficiente para superar dicha emergencia.

El 31 de julio leía una noticia: que el gobierno había entregado 25 millones de dólares para el Hospital Regional Docente de Ambato, a más de los otros 25 millones invertidos en los 5 años posteriores y 15 millones adicionales a invertirse para su equipamiento. Bien por Ambato; entonces: si el Hospital de Niños León Becerra de Guayaquil (HLBG) requiere entre $ 8 y $ 10 millones para seguir atendiendo con sus misiones humanitarias a la población discapacitada del país, le pregunto a usted, señor presidente, ¿por qué deja morir al HLBG?