No debemos cerrar los ojos a los graves problemas que vivimos

El país necesita resolver una grave situación de desequilibrio fiscal, progresivo crecimiento de la deuda pública y bajísimo crecimiento económico.

Vivimos con un déficit muy serio de infraestructura, corrupción e inseguridad ciudadana que se han convertido en una cruel epidemia que es cada día mayor.

Se ha incrementado la pobreza, el desempleo y la mala calidad de nuestro sistema educativo, que no genera las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Debemos actuar para sacar provecho del incremento de la tecnología que nos reta a desarrollar una innovación creativa, que venza los perjuicios del cambio climático que nos obliga a tomar medidas.

Formamos parte de un mundo que ha perdido la fe en nuestra clase política e instituciones, y es presa fácil de los espejismos populistas que han predominado en los últimos años. Para vencer ese cúmulo de nubes negras requerimos reforzar nuestro optimismo en las fuentes de nuestras realizaciones históricas. Por esa razón nuestra capacidad de entendernos a pesar de las diferencias ideológicas va más allá de la razón.

Es una inyección de energía y positivismo para no desmayar en la tarea diaria de construir nuestro bienestar de hoy y previsivamente vencer los peligros del futuro. Por ello, debemos ser optimistas sobre nuestra capacidad para vencer las dificultades del presente y los retos del mañana.

Mario Vargas