Una danina pugna verbal
Talvez para evidenciar que las disputas con su antecesor no constituyen una farsa, cada vez es más áspero el lenguaje utilizado por el presidente Moreno para referirse a su antecesor.
Seguramente, sabe que los políticos ecuatorianos han perdido credibilidad y en ánimo de recuperarla, hace todo lo posible por demostrar que las tensiones obedecen a discrepancias de fondo en la manera de entender la conducción política, con talante democrática y escrupulosa honradez. Sin embargo, cuidado por empeñarse en ese propósito, exagera la nota el presidente y con un discurso de cada vez más subido tono, entra en la sospecha resumida en ese sabio apotegma: el que carece, presume.
Si su predecesor tiene el desprestigio que ahora le atribuye a su mandato, del que fue parte como vicepresidente (y por ello debe conocer a fondo los intríngulis de su ejercicio gubernamental) por qué sigue gobernando con parte del equipo que tantos males le causó a la república, es una profunda inquietud que surge en el alma popular.
¿Será por aquello, de que el corazón tiene razones que la razón desconoce? Y siguiendo el precepto de Pascal, ¿es por ello que Julian Assange sigue haciendo lo que le viene en gana en la embajada ecuatoriana en Londres?
Sean como sean las cosas, es sustantivo superar esas y otras contradicciones, para evitar que se entre en terrenos donde la especulación puede devenir en peligrosa, puesto que resulta ofensiva a la dignidad de la nación.
Es tiempo ya, entonces, de que las acciones concretas le confieran certeza al actuar cotidiano del nuevo gobierno, que no puede seguir entreteniendo a la república con los dimes y diretes que ahora se escuchan, mientras pierde un tiempo precioso que debería estar dedicado a la conducción inteligente de la administración.
Las pugnas de Alianza PAIS y la disputa de quien se queda con el membrete partidario deben ser con seguridad de gran importancia política para el régimen. Sin embargo, la acumulación de ese poder político no será lo que le confiera la deseada estabilidad, esta depende sobre todo de la calidad de gobierno que ejerza y del cumplimiento de las promesas de campaña; la reactivación económica sobre todo, que le dé alivio a los sectores populares en situación cada vez de mayor pobreza, y la lucha contra la corrupción que la generó.