
La cosmetica: lo natural y las licencias vuelven atractivo al sector
Nuevos participantes e inversiones ‘embellecen’ al sector de la cosmética del país, que el año pasado llegó a mover unos $ 1.200 millones. Son atraídos por nuevas oportunidades de mercado. Unos se alían a firmas para empezar a producir marcas extranjer
En contexto
El camino está trazado. Nuevas tendencias encaminan la recuperación del crecimiento de este sector .
Producir bajo licencias o innovar la oferta de productos naturales son las dos apuestas de la industria cosmética.
No obstante, un reto es trabajar en una mayor formalidad del sector, que al año mueve $ 1.200 millones.
Nuevos participantes e inversiones ‘embellecen’ al sector de la cosmética del país, que el año pasado llegó a mover unos $ 1.200 millones. Son atraídos por nuevas oportunidades de mercado. Unos se alían a firmas para empezar a producir marcas extranjeras dentro del país; otros visten su oferta de ‘verde’ para satisfacer la tendencia de consumo.
El aterrizaje más reciente se dio hace dos semanas en Durán, cuando los motores de Beautik Laboratorios arrancaron por primera vez para producir perfumes, champús, cremas, splash y otros productos. El 40 % se comercializará bajo marcas propias, mientras que el 60 %, bajo licencias. Antonio Álvarez Eljuri, su gerente general, cuenta que con $ 7 millones provenientes de inversionistas ingleses se pudo levantar esta planta que hoy es la más grande del país y una de las más modernas de la región.
La oportunidad de mercado, dice, surgió cuando marcas londinenses empezaron a tener dificultad de entrar a Ecuador, tras la aparición de cupos y salvaguardias que encarecían sus productos. Para justificar la alta inversión y promover sus exportaciones, la firma se prepara para iniciar este mes la maquila de ciertos cosméticos de marcas importantes como Schwarzkopf (de Alemania) o Naturaleza y Vida (de España) y se alista para hacer lo mismo con una firma francesa, con la que aún está en negociación.
Tras un año recesivo, en el que las ventas no crecieron más de lo previsto, la industria está tratando de orientar su oferta a nuevos nichos. Segmentos con los que pueda apalancar su crecimiento, que en mejores épocas llegó a picos del 10 %. María Fernanda León, directora de la Asociación Ecuatoriana de Empresas de Cosméticos, Higiene y Absorbentes (Procosméticos), sostiene que ahora con un acuerdo comercial con Europa, el reto no solo es llegar a nuevos mercados, sino lograr que grandes firmas extranjeras vengan a instalarse en el país.
Este es un mercado, dice, que aún está en pleno auge de desarrollo (el 35 % de los cosméticos que se consumen se fabrica a nivel local), una dinámica que lo lleva a buscar nuevos segmentos de crecimiento. Uno de ellos, dice, es la oferta de productos naturales y ecológicos, por la que están apostando grandes firmas en el país. “Hace dos años empezó esta tendencia, pero hoy en día es mucho más fuerte. Productos de nuestra biodiversidad, como el cacao, moringa, quinua, maracuyá, uvilla están siendo empleados en la producción de lociones, cremas...”, explica.
Una tendencia que firmas nuevas como Beautik aprovecharán, pero que también ya es un blanco de firmas tradicionales como Yanbal.
La línea ‘Ecociencia’ es el as bajo la manga que Yanbal tiene para innovar su oferta y volverla más atractiva en un año en el que también se pronostica un menor consumo. En julio, explica Rodolfo Pérez, director de comunicación, la firma tiene previsto vender cremas corporales y exfoliantes, que más allá de ofertarse en envases biodegradables, propondrán el consumo de ingredientes activos que salen de la Amazonía ecuatoriana, materias primas cuyo nombre prefiere reservarse hasta el día de su lanzamiento.
Son productos, dice, que empezarán a producirse en la planta que la compañía instaló en 1981 en Quito, con el fin de trazarse una larga trayectoria de industrialización en el país, que con el tiempo y las exigencias de consumo, ha optado por vestirse de ‘verde’. “Desarrollar un producto nuevo toma de dos a tres años. Entonces, desde hace cinco años venimos poniendo el pie en el acelerador para presentar productos renovados. Hay que entrar a esta onda, pues de no hacerlo el futuro de la industria sería incierto”, asegura.
Las empresas hoy en día, dice, se enfrentan a un consumidor más informado y exigente, aquí y al otro lado del mundo. Solamente en Alemania, el 50 % de los cosméticos que se consumen tiene origen natural y orgánico.
A la industria ecuatoriana, indica León, todavía le quedan campos de acción para desarrollarse. No obstante, en ese boyante camino, el sector también debe enfrentar desafíos. En el país hay 140 establecimientos que se dedican a este negocio, de los cuales 40 aún operan bajo la informalidad. “Ha surgido mucho producto artesanal que no cumple con los requisitos básicos, como una certificación sanitaria o pagos de tasas, por ejemplo”. En parte, opina, esto se ha generado por “el excesivo control que se aplica al sector”.
Nicho aún sin explotar
El mercado natural adolece de falta de regulación
La informalidad que aún existe en el sector cosmético deriva en malas prácticas de ciertos productores artesanales, más si lo que fabrican son productos naturales para ser parte de la moda que está inundando el mercado.
Hoy en día este nicho es una oportunidad de venta local e internacional, pero en el país falta una reglamentación que defina qué es un producto natural o qué es un producto natural orgánico. Así lo sostiene Tatiana Mosquera, directora del Centro de Investigación y Valoración de Biodiversidad de la Universidad Politécnica Salesiana.
“Frente a este problema nos estamos encontrando en el mercado a competencias no muy leales, negocios que nos venden un producto como natural cuando realmente no lo es. Lo que nos falta es categorizar a nuestros productos de acuerdo con la calidad de ingredientes que poseen”, explica.
Entre sus estudios, Mosquera habla de la importancia de identificar la concentración inocua o tolerable de los ingredientes que se añaden a estos cosméticos. “Y luego de eso hacer estudios de eficiencia cosmética”. Algunos productos mal llamados naturales, si bien en su mayoría aún no tienen como destino el mercado exportador, son ofertados en ferias locales. Una exposición a la que recurren compradores nacionales y extranjeros, quienes corren el riesgo de acceder a productos de mala calidad y llevarse una mala impresión.