Corrupcion e impunidad
Día a día el Ecuador amanece con una nueva esperanza respecto al combate a la corrupción que es defraudada, a poco de la fecha en que se la recibe, por un indicativo de diversa naturaleza que abona a robustecer la sensación de que la República está sometida a un bien montado mecanismo destinado a garantizar la impunidad. Es tan robusto y perverso dicho mecanismo, que hasta ahora únicamente quienes están cumpliendo una sanción que guarda relación con sus delitos, son aquellos que decidieron acogerse a la figura del colaborador eficaz; muchos de los otros “criminales de cuello blanco”, ahora son prófugos o lograron penas referidas a tipos penales, ajenos a sus infracciones, y sometidos a menos años de privación de la libertad.
Pese a esto y otros tipos de manipulaciones, desconcierta a la sociedad la pasividad de los abogados y sus colegios profesionales, y otras organizaciones gremiales, cuya voz es prácticamente inaudible cuando debería estar clamando por una administración de justicia ejercida con un mínimo de sabiduría y decencia. ¡Cuidado! Cuando se salta de la cómoda impasibilidad a la reacción violenta, pueden ocurrir múltiples situaciones indeseables en el camino.