Óscar Córdoba se enorgullece de haber sido parte de una generación gloriosa del fútbol colombiano. El exmeta es un jugador de procesos que defendió a los cafeteros en mundiales juveniles y de mayores.

Cordoba: “No imagino los millones que costaria hoy un Aguinaga”

El colombiano Óscar Córdoba está de visita en Guayaquil para dar charlas y es el invitado especial de la inauguración de la Copa Herbalife que organiza Fedenador.

Campeón con Boca Juniors dos veces, en Libertadores, cuatro mundiales encima, uno juvenil y dos de mayores. El colombiano Óscar Córdoba hizo del arco una verdadera carrera deportiva. Tiene 48 años y está de visita en Guayaquil para dar charlas y es el invitado especial de la inauguración de la Copa Herbalife que organiza Fedenador. El exgolero cafetero ya conocía suelo ecuatoriano desde antes que esté en el fútbol, gracias a sus padres que vinieron a Esmeraldas de paseo.

-- ¿Cómo se siente con este regreso a Ecuador?

- Primero, triste porque no vengo a jugar. Pero contento de regresar a este linda tierra a dar mi aporte a la niñez y juventud, que es lo más importante. De Ecuador tengo gratos recuerdos. Cuando era pequeño mis padres me trajeron a las playas de Atacames y fue el paseo grande porque bajamos a Quito. Y luego por el fútbol vine a Cuenca. En 1993 estuve en Machala y Guayaquil por la Copa América.

- Tantas convocatorias, además jugando Mundiales y Copas América. ¿Qué es lo que más recuerda de ese paso por las selecciones colombianas?

- Es una cosa muy linda que me ha entregado esta profesión, el hecho de poder seguir todos los procesos con la selección es muy gratificante y que lo recuerdo siempre.

- Una vez que dejó el fútbol sigue vigente como comentarista, ¿cómo se logra esto y, más que nada, con credibilidad ante la gente?

- Es básico tener una carrera limpia, muy sana, porque la misión de todo futbolista es dignificar una carrera. Los medios de comunicación vieron eso como algo positivo. La gente me recibe bien en todos lados y eso me llena de orgullo.

- ¿Cuál es la diferencia que encuentra entre los futbolistas de ahora y cuando usted era jugador activo?

- Una sola: exposición. Ahora haces tres goles y se van a Europa. Hay mucha cámara. No tengo idea cuánto podría costar hoy un Álex Aguinaga o un Faustino Asprilla, madre mía, se imaginan los millones que hoy costarían. De Córdoba no puedo decir nada, porque siempre los arqueros costaban menos. En nuestra época había que pelear mucho.

- ¿Entonces se arrepiente de haber sido arquero?

- Para nada. Capaz Colombia perdió un gran delantero, nadie sabe (risas). Me sentía feliz y todos los días me levantaba para hacer la mejor atajada.

- Es bien recibido en todas partes a las que va, para conseguir esto también hay que ser bueno fuera del campo.

- Eso me deja tranquilo y me llena de orgullo. En mis charlas digo que sea cual sea la profesión tienes que dignificarla. A los equipos que llegué, siempre me fui con la cabeza alta.

- ¿En qué se enfocan las charlas?

- En los padres de los niños. En Colombia, no sé aquí, todos queremos responsabilizar al Gobierno o a las instituciones de muchas cosas que no son como esperamos. Pero todo parte primero desde casa, de saber saludar. De dar gracias por las cosas que se tiene y lo más importante nunca dejar de luchar por lo que se sueña.