Contexto del populismo socialista

Los últimos 40 años se han desenvuelto dentro de grandes crisis políticas y económicas, pero ninguna como la que hoy se desencadena bajo la directa responsabilidad de un descarrilado equipo económico, carente de solvencia académica y sin liderazgo para trascender políticamente.

El país se encuentra quebrado, pero el Gobierno ni siquiera intenta renegociar la deuda con China. Sin crecimiento económico, el gasto corriente sigue en aumento mientras el Ejecutivo se debate entre la imperante necesidad de reducir impuestos para generar empleos y la estéril necedad de aumentarlos en pos de mayores ingresos fiscales. El inexistente ahorro nacional contrasta con la nula recuperación de los valores saqueados en el sector público. La falta de seguridad jurídica redunda en que los criminales de cuello blanco sigan a sus anchas. La inoperancia del aparataje judicial no brinda protección a la sociedad. El auge delincuencial está ligado a la falta de empleo, al vertiginoso crecimiento del narcotráfico y al creciente consumo de drogas que desbordan las capacidades de un Estado con recursos comprometidos. La Seguridad Social, atracada por dentro y por fuera, desfinanciada en su carácter previsional, carece también de medicinas y compite con un sistema de salud estatal que no abastece a una población que además pasa hambre. La educación superior produce especialmente desempleados. El Legislativo es el festín diezmador de una clase política desprestigiada. Las desguazadas Fuerzas Armadas se posicionan entre el cumplimiento del deber institucional y su limitadísima capacidad militar. Finalmente, no hay garantías de que el fraude electoral sea algo del pasado.

Lenín Moreno fue parte silente del combo socialista responsable de esta debacle y hoy nada puede hacer por revertir el curso de la historia. Sus desatinos públicos y desaciertos político económicos constatan una preparación poco adecuada para el cargo que ostenta con autoridad, aunque bajo sospecha de ilegitimidad. Tenemos el gobierno que merecemos y no terminamos de aprender que sin sacrificio la libertad dura muy poco.