Conclusiones poselectorales

Las elecciones seccionales y de vocales del Cpccs nos han confirmado viejos problemas como también nuevos desafíos a enfrentar. Nos han reconfirmado la necesidad urgente de cambios en el Código de la Democracia, para superar el electorerismo de las tiendas políticas que nos ha ofertado el nacional-populismo, con su democracia autoritaria y excluyente, o las derechas, en disputa, con sus propuestas de democracias iliberales. En esta perspectiva, la prioridad es: 1.- Transformación y fortalecimiento del sistema de partidos políticos -PP, rechazando esa insostenible tipología entre partidos y movimientos, introducida por el caudillo prófugo tan antipartido. El sistema debe basarse en un diseño de partido que funcione durante los 365 días y no solamente en las coyunturas electorales. Actividad permanente significa tener una programación para formación y capacitación política-ideológica, cultura cívica y ciudadana, formulación de planes de gobierno y gestión pública, etc. 2.- También deberán obligatoriamente impulsar actividades de discusión política, como proyectos legales y de evaluación de la acción gubernamental en beneficio de la sociedad, implicando a la academia, medios de comunicación y los gremios. Los debates electorales deberán ser obligatorios. 3.- Los PP podrán organizarse de acuerdo a nuestro ordenamiento territorial. Deberán recoger un número mínimo de apoyadores y adherentes. Este padrón no servirá para dar el registro electoral sino que será una “línea de base” que permitirá apreciar a través de las actividades de seguimiento, evaluación y control del CNE el crecimiento y fortalezas de estos. 4.- Los PP podrán tener tres tipos de financiamiento: del Estado, por cotizaciones de sus afiliados -no estamos hablando del tradicional “diezmo”, sino que traemos al respecto el “sucre cefepista” de la década de los 50- y donaciones de adherentes privados. Todo el financiamiento deberá ser declarado al CNE y a la Contraloría, ya que es financiamiento público. Todo PP deberá tener una instancia gerencial y administrativo-financiera. Finalmente, no hay democracia representativa sólida sin PP efectivos.