El Codigo Organico de Salud
Entre los temas trascendentes que se encuentran en debate en la Asamblea Nacional, uno de ellos, el de la elaboración de un Código Orgánico de Salud, reviste especial importancia.
Por eso ha sido grato observar que algunos centros de educación superior, cumpliendo con sus deberes mayores, han convocado a paneles de expertos para cruzar puntos de vista sobre los proyectos en circulación.
A la fecha, pareciera que en lo relativo al ejercicio profesional de la Medicina, los dirigentes del gremio han avanzado satisfactoriamente en la inclusión de sus propuestas orientadas a que no se vuelva un riesgo de penalización un delicado trabajo orientado a proteger la salud y la vida de los ciudadanos bajo su cuidado.
Sin embargo, ya que lo buscado es tener un Código Orgánico de Salud, es lamentable que en uno de los proyectos se insista en desaparecer, entre otros avances legales probados como positivos a lo largo del tiempo, un instrumento clave para el buen desarrollo del cuidado de la salud, la prevención de la enfermedad y su atención: la existencia de un Consejo Nacional de Salud, que en un período positivo para el desarrollo de la salud pública nacional extendió su cobertura a lo provincial y lo cantonal, de modo que la imprescindible coordinación entre los diversos actores del sector salud se diese en todos los ámbitos territoriales, con las consecuentes ventajas en la calidad de las atenciones y en el costo de ellas.
No siendo posible en el espacio de un editorial realizar el profundo análisis que tan importante instrumento legal requiere, incluyendo temas que nadie entiende por qué no se ha decidido resolver desde antes -tal es el caso de la denominada tabla de consumo personal de drogas estupefacientes, que tanto daño ha generado entre nuestros jóvenes y que hace tiempo debió de ser suprimida o profundamente modificada para que no continúe constituyendo un instrumento favorecedor del microtráfico-, cabe sí alentar una voluntad de que no se legisle con sectarismo y, tal cual ha planteado la asambleísta proponente de uno de los proyectos de COS, el resultado final sea el producto de un amplio consenso donde los múltiples intereses se conjuguen, más allá de los afanes de imponer determinadas visiones ideologizadas que lamentablemente subsisten, aunque sin sustento técnico.